"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


domingo, 8 de noviembre de 2009

LAS VICTORIAS DE VICTOR



Higuey, Republica Dominicana.-  Ese jueves era feriado y yo había prometido semanas antes, que ese día por fin visitaría a Víctor Reyes, después de 8 o 9 años sin verlo, a pesar de tenerlo presente en la mente y el corazón. Cada año preguntaba por él  y me daban buenas noticias sobre su persona.

En agosto de 1998, Víctor, un joven demacrado y ansioso, tocó la puerta de mi oficina. ¡Cuantas veces tuve que abrir esa puerta orando que Dios me guardara por no tener idea de quién ni con qué intenciones llegaba sin anunciarse!

No recuerdo los detalles, --parece que Víctor los recuerda mejor que yo—solo se que me vi.  ante una disyuntiva tremenda, porque este joven pedía ayuda como si su vida dependiera de mí. Estaba atado por la adicción a las drogas, y había tocado todas las puertas. Esta puerta, la de Radio Trans Mundial, dijo, sería la última. Ya nadie, ni su madre, creía en él, no tenia a donde ir… (¿Porque habría de creerle yo, que lo veía por primera vez?)

La misericordia de Dios se manifestó. Después de un breve momento de turbación y desconcierto, empecé a marcar un teléfono; mi llamada fue atendida y poco tiempo después, ese mismo día, representantes de Reto a la Juventud (Teen  Challenge) se comprometieron a ayudar. Claro, RTM tendría que gestionar apoyo para la estadía de este joven en su programa. Lo hicimos.

Víctor mismo cuenta las dificultades del principio y  como poco a poco fue dejando atrás su doloroso pasado. Por algún tiempo el personal de RTM fuimos su única familia. También eso él lo recuerda mejor que yo, una cena de navidad en que otros compañeros compartían con sus parientes sanguíneos, excepto él, pero aun así, estaba feliz, pues ya contaba con Dios como su padre y nosotros como sus amigos.  Más adelante, Víctor recuperó la confianza de su madre, y de muchos otros familiares. Fue capaz de regresar a su antigua vecindad para testificar a los jóvenes  sobre lo que Dios hizo por él. 
Hoy Víctor es un creyente maduro, esposo y padre de dos hijos. Pero no solo eso. Antes de terminar el programa de Teen Challenge, se sintió inclinado a ir al seminario Teológico, sin embargo, Dios parecía llamarle a trabajar directamente con jóvenes que como él querían liberarse de la maldición del vicio de las drogas.


Por eso ahora Víctor está al frente de un programa que ha llamado EL HOGAR DE MI PADRE,  (Basado en la historia del Hijo Pródigo, Lucas  15:18). De esta obra  ya puede contar con gozo que han salido jóvenes completamente sanados y libertados por el poder y el amor de Dios.






El hogar de mi padre, está ubicado en la provincia de Higuey, a unas tres horas de la capital dominicana,   en un terreno rural, prestado por dos años, y con una sola casita en la que falta una pared, pared que no han  puesto para soportar el agobiante calor del verano. Dentro de la casita, hay una hilera de literas con mosquiteros, cada una es el espacio privado de los jóvenes internos. Pude ver que tienen sus ropas colgadas, bien organizadas.  Estos muchachos lucen tan sanos, tan sonrientes, tan ingenuos, ¡quien diría que luchan con una atadura tan temible!  Solo en uno de ellos notè signos de ansiedad, preparaba un jugo de naranjas y las exprimía con urgencia, comentando que tenía que salir. En realidad no tenía que ir a ninguna parte.

Mi corazón está sumamente conmovido. Víctor me decía por teléfono, que no lo reconocería, porque está muy “gordito”. Pero al ver su rostro, me pareció reencontrarme con un hijo.
Los recursos para sostenerse allí son muy escasos, pero la efectividad del programa se basa en la dependencia de Dios y la búsqueda de su rostro. Apartados a muchas millas del bullicio del pueblo, tienen horas de devoción, oración y estudio de la Palabra. Víctor me explica cómo en el primer trimestre se procura determinar la situación particular de cada interno, las causas por las que cayó en el vicio y su voluntad de cambiar. En próximos estadìos se les empieza a delegar tareas, asumir responsabilidades y desarrollar sus niveles de liderazgo. Víctor, pasa varios días de la semana junto a los muchachos, teniendo a su esposa e hijos viviendo aparte, en el pueblo. 

La búsqueda de recursos para mantenerse se hace a veces desesperante, al grado que optan por salir a vender souveniles y calcomanías para obtener ingresos. Víctor le teme a esta actividad, porque es una gran tentación para un joven de voluntad vulnerable, el verse  de pronto con algo de dinero en la mano y fuera del centro. Alguna vez han perdido el dinero y lo peor, al interno, que por un fugaz retorno echa a perder cuanto había progresado. Es la realidad dura de este círculo vicioso. El presupuesto es de unos 60 mil pesos mensuales (1500 USD). Apenas tienen en promesas y esfuerzos, unos 16 mil pesos Dominicanos. Reciben donaciones de comida en el mercado. Tienen sembradas varias tareas del terreno con yuca, guandules, naranjas y otros rubros. Gallinas, patos y perros completan el escenario.


Por eso Víctor anhela obtener ayuda comprometida y constante. Ha hecho todo lo necesario para que la institución esté debidamente registrada y califique para recibir alguna cuota de los presupuestos estatales para este tipo de instituciones. Pero todo se queda siempre en promesas. Allí encontré a otro varón fiel a su llamado de trabajar con estos jóvenes: el hermano Ramón de la Cruz; antes lo vi servir en Reto a la Juventud en Santo Domingo. Solo el amor y una gran convicción de llamado pueden mantener a una persona en una obra como esta. Hallé al hermano Ramón en la pequeña cocina, preparando el almuerzo, que luego sirvieron con verdadero arte. Llegamos un buen día, pues los jueves ¡se come carne!

¿Qué puedo hacer por Víctor? Mis arcas están tan vacías ante tan grande necesidad. Pero al escribir estas notas hago una oración que Dios nos mueva a  creer en aquellos en que nadie más quiere creer, que Dios mueva algunas manos para extenderse  recordando que el Señor vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

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