"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


jueves, 13 de mayo de 2010

CONSULTORIAS: ¿EXPERIENCIA O JUVENTUD?

De un tiempo a esta parte proliferan en el ambiente empresarial las personas e instituciones cuyo servicio es de consultoría, asesorìa y coaching. Desde siempre las organizaciones se han valido de los asesores para obtener claridad en términos de sus planes, gestión y resultados.  Un consultor externo tiene la virtud de cuestionar  libremente todo lo concerniente a la institución; sus preguntas no pueden ser consideradas ni acusadoras, ni amenazantes, porque no es parte interesada. Su participación es llevar a los líderes de la entidad a salir de sus propios límites de pensamiento y considerar todas las posibles vías de acción, todos los posibles resultados y consecuencias, todas las posibles reacciones y medidas que implicarían.

Usualmente, el perfil de un consultor era el de una persona madura en términos de edad, muchas veces ya jubilado, con muchas “millas” en un campo profesional determinado, con la capacidad de escuchar y hacer las preguntas pertinentes para diagnosticar situaciones y pronosticar resultados.
Sin embargo, hoy día, se cuestiona este perfil abriendo el campo de la consultoría a una juventud “fresca” recién salida del horno universitario, inyectados de un espíritu emprendedor, que van directo a constituir una compañía de consultoría que, en términos teóricos tiene las técnicas, tiene las “formulitas” del coaching, pero no tiene un ápice de experiencia en absolutamente ¡nada!

Sin querer menospreciar la inteligencia, creatividad y mentalidad postmoderna que acompaña esta generación, y considerando también que todos podemos ser consultores espontáneos (hasta la conserje me ha dado en algún momento una sugerencia brillante), las organizaciones necesitan optimizar sus inversiones en este sentido. Buscar el balance entre la experiencia y la vanguardia.

Pero, asumiendo que  hagamos caso a las luces y   llamativa propaganda publicitaria de los consultores recientes ¿Qué puede implicar para quienes requieran estos servicios en aras de mejorar el desempeño de sus organizaciones y suplir otras necesidades? Probablemente, que no obtendrán una receta hecha a la medida de sus necesidades, más bien se convertirán en el laboratorio de experimento de estos entusiastas y noveles coachees. Tiempo y recursos invertidos sin garantía de eficacia.

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