martes, 8 de julio de 2025

COMO OVEJAS EN MEDIO DE LOBOS


Mateo 10:16-25

Jesús nunca hizo  a sus discípulos promesas de comodidad o aceptación universal. Desde el principio, les habló con claridad y enfáticamente : “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos” (Mateo 10:16). No es una imagen alentadora desde el punto de vista humano, pero sí una poderosa afirmación espiritual. Somos enviados al mundo no para adaptarnos a él, sino para impactarlo con la verdad y el amor de Cristo.

La oposición es parte del camino. Vivimos en medio de culturas mezcladas, pensamientos contrarios al evangelio y personas que no reconocen su necesidad de Dios. En ese contexto, Jesús nos llama a ser “sabios como serpientes y sencillos como palomas”. No se trata de ser astutos para manipular, ni ingenuos para caer en trampas, sino prudentes e inocentes, con corazones limpios y mentes despiertas.

El rechazo puede venir tanto del ámbito público como del entorno privado. Jesús advirtió que incluso los miembros de la familia pueden volverse en contra por causa del evangelio. Pero esa oposición no es señal de fracaso, sino evidencia de que el mensaje está cumpliendo su propósito. El Señor nos anima: “No os preocupéis por cómo o qué hablaréis, porque en aquella hora os será dado” (v.19). Su Espíritu nos acompañará.

El llamado es a perseverar hasta el fin (v.23), sabiendo que nuestro Maestro también fue rechazado, malentendido y perseguido. Seguir a Jesús implica pasar por lo que Él pasó, pero también experimentar su amor, su poder y su recompensa eterna. La oposición no es el final de la historia. Es parte del camino de los enviados con propósito.

Oración:
Señor, gracias por hablar con claridad y no ocultarme las dificultades del camino. Dame sabiduría para moverme entre lobos, y sencillez para reflejar tu amor. Ayúdame a perseverar, confiando en que tú estás conmigo y que tu Espíritu me dará palabras, fuerza y paz. Amén.

Imagen: Klaus Müller from Pixabay de uso libre.


jueves, 3 de julio de 2025

PERSONAS ORDINARIAS PARA UNA MISION EXTRAORDINARIA

 

Un sábado por la noche, mi esposo y yo comentábamos si valía la pena ver la más reciente película de la saga de Misión Imposible. Decidimos que sí, solo por curiosidad de ver qué nuevas habilidades mostraría el protagonista en las situaciones tan complicadas que enfrenta. Para nuestra sorpresa, al día siguiente en la congregación, el pastor mencionó precisamente esa idea: una misión imposible que requiere habilidades extraordinarias. Pero a diferencia del cine, en el Reino de Dios no se necesita gente con superpoderes. Jesús escoge personas comunes para encargos divinos, y Él mismo las capacita.

Eso es exactamente lo que vemos en Mateo capítulo 10. Jesús, después de observar a las multitudes como ovejas sin pastor, no solo pidió que se orara por obreros para la mies: actuó. Llamó a doce discípulos comunes y les dio una misión extraordinaria.

Eran hombres sin grandes credenciales, pero con un llamado claro. Jesús les dio autoridad, los hizo sus representantes y los envió. ¿Por qué doce? Porque simbolizaban las doce tribus de Israel, mostrando que Dios estaba restaurando y extendiendo su pueblo.

La misión no era sencilla: anunciar el Reino, sanar, limpiar, proclamar. Su mensaje era urgente: “El Reino de los cielos se ha acercado”. ¿Por qué? Porque Jesús estaba cerca. Su presencia entre ellos era la señal viva del Reino en acción.

Además, Jesús les dio instrucciones muy específicas: no llevar oro ni plata, no buscar comodidades, ni elegir dónde hospedarse por conveniencia. La misión no era un negocio, ni un viaje de placer. Era una encomienda sagrada, donde la provisión vendría de Dios y la hospitalidad se recibiría con humildad.

Jesús envía a sus seguidores confiando en que lo más importante no es lo que llevan, sino a quién representan. Su presencia cercana da sentido y poder a la misión. Y hoy, sigue llamando a personas dispuestas a confiar, obedecer y proclamar que el Reino está cerca, porque el Rey mismo está entre nosotros.