La vida no es solo
bella, también es maravillosa.
Solo que, muchas
veces dejamos que las nubes negras cubran el sol,
Ocultándonos la luz y el color. Todo se despeja cuando nos damos cuenta que la luz en realidad debe brotar de nuestro interior.
Ocultándonos la luz y el color. Todo se despeja cuando nos damos cuenta que la luz en realidad debe brotar de nuestro interior.
Admiro la gente solidaria y generosa que se entrega a servir a los demás en vez de servirse de los demás. Me confunden, pues creo que son ángeles. En alguna manera quiero ser como ellos, pero confieso, a veces también siento que el sol se oculta para mí, a veces siento que alguien debe tenderme también la mano a mí. La sensación de desamparo es real pero, siempre, siempre, siempre, Dios me acerca uno de sus ángeles de carne y hueso a compartirme su luz. En ellos hallo apoyo, gracia y virtud.
Gracias a Dios por ellos, y gracias a Dios por el don de poder disfrutar de ellos sin desear egoístamente poseerlos ni retenerlos. Son pocos, y tienen más almas que confortar.