"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


jueves, 31 de marzo de 2022

UNIDAD EN LA DIVERSIDAD

 

Por Telésforo Isaac

Al llegar a los últimos días de mi vida en la Tierra, entre las cosas que me quedan por anhelar y decir, es lo siguiente: que halla UNIDAD EN LA DIVERSIDAD EN EL CUERPO MISTICO DE JESUCRISTO: LA IGLESIA.

¡Vean qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos! (Salmo 133:1; VSB 1994).

La unidad debe estar en la Iglesia Cristo-Céntrica, que es la unión con Jesús aquí en la Tierra; por tanto, es necesario estar juntos aquí, si pretendemos estas hermanados alrededor del Trono del Padre Celestial, en la gloria eterna.

Es vergonzoso, deplorable e inaceptable los continuos conflictos, intrigas, luchas y divisiones, de los llamados seguidores del Cristo-Rey, y Señor de todos. Esto es lamentable, y no debe ser.

Estimado lector, por su seriedad y compromiso de dar testimonio de fidelidad cristiana, se recomienda tomar un momento, para hacer esta oración por la unidad de la Iglesia Universal.

“Oh, Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro único Salvador, el Príncipe de Paz: danos gracia para que de corazón consideremos seriamente los grandes peligros en que nos hallamos por nuestras desdichadas divisiones. Aparta de nosotros todo odio y prejuicio, y cuanto pudiere impedir una santa unión y concordia; para que, así como no hay más que un Cuerpo y un Espíritu, una esperanza de nuestra vocación, un Señor, una Fe, un Bautismo, un Dios y Padre de todos, así seamos todos de un corazón y un alma, unidos en vínculo sagrado de verdad y paz, de fe y caridad, y con una mente y una voz te glorifiquemos; por Jesucristo nuestro Señor”. Amen.

viernes, 11 de marzo de 2022

EL PRECIO DE LA UTILIDAD

 


Sentada en la sala de espera del consultorio de mi doctora, tenía frente a mi este cuadro y le tomé una foto para usarla de portada en esta reflexión.  La  trillada frase que presenta,  la  he escuchado y verbalizado incontables veces. "La recompensa de hacer un trabajo bien hecho, es la oportunidad de hacer más trabajos bien hechos". 

Me reconecté en esos minutos con mis primeros años como empleada. Tenía  18 o 19  años. Amaba mi trabajo y procuraba hacerlo con diligencia, buen espíritu y excelencia. Sin embargo, había ocasiones en que me sentía sobregirada, con más tareas que tiempo para cumplirlas. En uno de esos momentos, suena el teléfono y es mi superior inmediato solicitándome una tarea adicional con carácter de urgencia.

--“No hay problema señor, no se preocupe” respondí, y al cerrar el teléfono me desahogué, diciendo en voz alta, “ Uff, ¿es que aquí no se saben ningún otro nombre además del mío?”

Mi compañera de oficina, más sabia y madura que yo,  hizo de inmediato un comentario que hasta el día de hoy es para mí una lección aprendida:

--“Es el precio de la utilidad, Georgina; Saben que pueden contar contigo, que les eres útil”.

Poco después aprendí también que hay base bíblica sustenta este principio de la utilidad y que incluso lo enlaza con recompensas.

Por ejemplo, Jesús, en su ilustración de las recompensas que recibirán quienes le sirven eficazmente multiplicando los talentos que les ha confiado, promete poner sobre mucho a aquellos que han sido fieles en lo poco. [i]

Me encanta como lo plantea el sabio Salomón cuando asegura que la persona diligente en su trabajo estará delante de reyes.[ii] Es decir, ocupará posiciones de liderazgo y relevancia.

Esa diligencia aplica no solo en aspectos como ser puntuales, diligentes y eficientes, sino también para el aspecto de mantenerse  en proceso continuo de aprendizaje, desarrollando las capacidades. Pero sobre todo, aplica en términos de modelar un liderazgo servicial, dejando a un lado las quejas y excusas, y poner manos a la obra con una actitud adecuada.

 Hago la salvedad, que esto no implica  echarse encima todos los encargos de todo el mundo ni asumir más compromisos de los razonables. He tenido en el camino que aprender a diferenciar estos esquemas. Jesús no le pidió cuentas por cinco talentos al que solo le dio dos, pero le expresó el mismo reconocimiento.  Hay que encontrar el punto de equilibrio porque el otro extremo puede ser también muy perjudicial, cuando por no saber decir no, asumimos exceso de compromisos y eximimos a otros de cumplir con sus roles y responsabilidades, solo para terminar nosotros explotados, desgastados y con resultados mediocres.

Por eso las organizaciones necesitan fomentar el trabajo en equipo, donde todos estamos comprometidos con la tarea y todos somos responsables por el resultado.

 



[i] Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor Mateo 25. 21

[ii] ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? delante de los reyes estará; Proverbios 22.29

 

viernes, 4 de marzo de 2022

EL SILENCIO DE DIOS DESESPERA

 

  

Dios está en silencio y los seres humanos se imponen tiranías, cometen injusticias, esclavizan, maltratan, oprimen, asesinan, originan guerras, y hacen toda clase de vilezas en perjuicio de sus semejantes, y esto desespera. 

Hay quienes dicen que Dios está muerto; éstos han perdido la razón, o la mal usan. Han perdido la razón o la capacidad de usarla bien, porque Dios no nació; por tanto, la divinidad no puede morir o desaparecer o inmutarse. Sólo las cosas que nacen son las que mueren. Dios no nació, por tanto, no puede morir.  Dios fue, es y será por toda la eternidad.


Así lo concebimos nosotros, y así lo manifestamos; pero a nuestra mente viene una pregunta importante, una pregunta que otros han hecho a través de la historia de la humanidad, la pregunta es esta: Si Dios no está muerto, entonces ¿Se ha alejado, o se ha dormido?, o ¿Está en aparente silencio, mirando a los seres creados a su imagen y semejanza en continuo conflicto entre ellos y en negación a toda virtud, disciplina, fe, esperanza y amor?

El silencio de Dios es amargamente triste.  El silencio de Dios es tortuosamente desesperante, el silencio de Dios es profundamente desconcertante, el silencio de Dios infunde temor, terror, descorazonamiento, y hondo sentir de aislamiento, y soledad.

Por eso, decimos que el silencio de Dios es amargamente triste, triste y sombrío, porque a nuestro alrededor vemos ocurrir tantas faltas contra su divina voluntad, tantas ofensas contra sus hijos, más, se mantiene en inquietante, insondable y profundo silencio.  Leemos en el Antiguo Testamento, las desesperadas palabras de los piadosos de Israel, cuando requerían a Dios diciendo: “Por qué duermes, ¿Señor? ¡Despierta, despierta! ¿Por qué te olvidas de nosotros, que sufrimos tanto? ¡Levántate, ven a ayudarnos y salvarnos por tu gran amor!” (Salmo 44: 24-26)

Pues, no somos los primeros en pensar que Dios mantiene silencio que infunde temor, terror, un sentimiento que descorazona, que nos hace sentir un abandono de triste soledad y aislamiento total, soledad que nos hace gemir y gritar como Jesús en la Cruz: “¿Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”  (Mateo 27:46) 

¡El silencio de Dios! ¡El silencio de Dios!  Silencio ante nuestros gritos de desespero, silencio ante nuestras peticiones, ante nuestras enfermedades, silencio de Dios ante nuestras lágrimas, y volvemos a orar y volvemos a pedir, y de nuevo, se mantiene el silencio en espacio y tiempo, nada se oye.

A nadie más tenemos, a nadie más podemos recurrir en los problemas que nos asfixian, y desmoralizan. Sólo tenemos a Cristo como nuestro único mediador ante el Padre, lo sabemos y por eso vamos a Él con toda nuestra alma, con toda nuestra fe, que por lo menos en aquellos momentos, es una fe total, y recibimos como respuesta el silencio.

Cristo no responde. Todo sigue igual: las enfermedades, nuestros problemas morales, nuestras dudas que desesperan, nuestra asfixia, la opresión del prójimo por cuya solución hemos orado, siguen las injusticias por doquier, las salvajes delincuencias en nuestra sociedad, los maléficos combates con armas destructoras y amenazas de guerra nuclear.

A pesar de lo antes dicho, Cristo está tras ese aparente silencio, está mirándonos, oyéndonos. No lo olvidemos, si la respuesta a nuestras oraciones es silencio, por lo menos consolémonos sabiendo que Él; el Cordero de Dios, el que intercede por nosotros, está en silencio, oyéndonos e inmensamente amándonos.  


Por Telésforo Isaac, Obispo Emérito Iglesia Episcopal Dominicana.


TRAYECTORIA DE QUIEN NO

Foto: Pixabay, uso libre.

En carne propia

¿Quién no ha vivido la presión de ser tentado como aquellos en el Edén?

¿Quién no se ha escondido por el miedo, por la culpa y la vergüenza?

¿Quién no ha mentido como el hermano usurpador?

¿Quién no ha menospreciado su mejor don, como el hermano usurpado,

Para luego sentir el sabor amargo de no poder revertir el error?


¿Quién no ha envidiado hasta intoxicarse de odio por quien destaca a su lado,

Como los hermanos del hijo preferido?

¿Quién no ha estado en el pozo, sin salida?

¿Quién no ha sido vendido?

¿Quién no ha corrido lejos de la seducción?

¿Quién no se ha sentido encarcelado?

 

¿Quién no se ha visto sin sentido de pertenencia

como aquel esclavo disfrazado de realeza,

¿O viceversa, la realeza con disfraz de esclavitud?

 

En alma propia

¿Quién no ha estado tan cerca de Dios

como el patriarca ante la zarza ardiente,

Y luego en el Sinaí, tan cerca que se contagia de su gloria,

y todos ven su aureola excepto él mismo?

 

¿Quién no ha estado en el horno de fuego,

para en vez de quemarse, purificarse?

¿Quién no ha sufrido la enorme perturbación

de querer y poder hacer daño, y no hacerlo?

 

¿Quién no ha olvidado cuánto ha logrado y quien ha sido,

Para llorar en una cueva queriendo morir,

sintiéndose miserable y desvalido?


¿Quién no ha olvidado el llamado e ignorado el mandato,

Embarcándose en vía contraria hacia otros puertos?

¿Quién no ha dado por perdida la causa y decepcionado

Ha decidido retroceder, y volver a la vida de simple pescador?

 

En  mente propia

¿Quién no ha recordado las promesas del fiel y verdadero?

¿Quién no ha recordado al que cubre el pecado

con su sacrificio único y suficiente?

¿Quién no  ha recordado a José en el Palacio,

 a Moisés al otro del mar

A Ester ante el Rey,

y Al cuarto príncipe en el horno de fuego?

¿Quién no ha recordado a Jonás  pregonando en la ciudad,

A Elías alimentado y sustentado para continuar?

¿Quién no ha recordado a los pescadores regresando a la orilla

Para recibir alimento fresco servido por el maestro resucitado?

¿Quién no ha pensado que sí aun respira,

es porque la trayectoria aún no termina?


GTHOMPSON, Marzo 4, 2022