"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


domingo, 2 de junio de 2013

ENCUENTROS CERCANOS EN EXPOLIT 2013



Ha pasado un  mes completo desde que tomé algunas notas de mi paso por Expolit 2013,  y ya es hora de compartirlas…

Confieso que anduve un tanto despistada en el evento. Quería estar y disfrutarlo al máximo, pero mi cuerpo no respondía: realmente me sentía cansada e indispuesta.
Aquel jueves en que iniciaron las exposiciones, ventas y talleres, hice un primer recorrido panorámico. Al paso se tropieza uno con amigos de antaño, de diversos países y ministerios.  Mi primera tertulia, muy grata y afable, fue  con el respetado y bien ponderado hermano Miguel Contreras, quien en la década de los 90 dirigió el departamento hispano de RTM Bonaire, y que en la actualidad sirve con el ministerio “Gracia a Vosotros” de John Macarthur.  En dicho stand me acomodé y charlé con Miguel   y su esposa Lupita como si estuviéramos en la sala de un hogar.

EL OBRERO ES DIGNO DE SU SALARIO.

Unos minutos más tarde, exploré la interesante propuesta de “The Ministries and Missionaries Benefit Board”, quienes plantean un aspecto que puede desafiar paradigmas de la carrera ministerial: un enfoque en  las iglesias y ministerios como empleadores, responsables de establecer políticas de compensación, salarios, seguros de salud, y planes de jubilación para pastores y hermanos que trabajan al servicio de una congregación. 

 “El obrero es digno de su salario”, enunciado extraído de las escrituras, le permite a esta organización promover planes de apoyo a las iglesias en este orden. Si bien parece un tema “muy terrenal” se entiende que es factible y digno que quienes trabajan en el ministerio puedan ser tratados igual o mejor que los empleados de empresas en general en términos de compensaciones. Esto, junto al elemento de la fe y la vocación a servir,  contribuye a la efectividad, seguridad y motivación de los líderes, y a garantizarles una etapa de retiro y ancianidad amparada. 

NARRATIVA CRISTIANA 

Al día siguiente, tenía subrayado en la agenda asistir a un taller de narrativa cristiana.  Mi sed de escribir, buscaba un pozo donde beber. A la hora indicada, en el salón del encuentro, se desarrollaba  un taller aun por concluir.  Me senté cerca a esperar,  y al ver que el lugar estaba repleto, me pregunté de qué se trataba: Ubiqué el tema en la guía: “Si se puede ser feliz”.

‘¡Vaya!—pensé--- parece que hay gente infeliz por acá’.  Un aplauso efusivo indicó que habían terminado y la gente empezó a abandonar el salón de paredes transparentes.  Enseguida entré y otras dos damas lo hicieron a la par conmigo. Una de ellas ocupó la mesa de los charlistas y asimismo entraron y se sentaron junto a ella,  tres caballeros.  Unos pocos asistentes estábamos ya sentados prestos para  oír que nos traerían los expositores.

 “Esperemos unos minutos en lo que llegan algunas personas más” anunció quien parecía ser el moderador. Tristemente, la narrativa cristiana evidenció no ser un tema popular. Pero para mí, esa hora de taller valió por todo lo demás que pudiera ofrecerme el evento.  Frente a mi contaba con brillantes y destacados exponentes del mundo de las letras cristianas: El doctor Álvaro Pandiani,  uruguayo, de quien he leído devocionales publicados en “Alimento para el Alma”; el doctor Boris Pinto, colombiano; la periodista Liliana de la Hoz, autora del libro “ El milagro de Vista Hermosa”; Y como auspiciador, Jorge Julio González, de Christian Editing.    En sus exposiciones los charlistas plantearon la relevancia de la narrativa como herramienta para comunicar la fe cristiana. Aprendimos de sus experiencias personales en el ejercicio de escribir y el reto de publicar una obra.  De la riqueza de este encuentro y sus posibles efectos en mi persona, habrá que redactar una segunda parte de estas crónicas. 

¡NO PICTURES!

La mejor evidencia de cuán despistada estaba este año, es que apenas tomé un par de fotos el primer día, algo inusual en una fotógrafa frustrada que en ocasiones es tan ávida con una cámara como un paparazzi en plena cacería de imágenes exclusivas.