Don Alvaro Vicioso Santil ha partido a
la presencia del Señor. Lo recordaremos siempre por su entrega a la difusión y
promoción de la Biblia.
En un tiempo en que el espacio social de
los evangélicos era bien constreñido y difícil, don Alvaro Vicioso se propuso
alcanzar y penetrar con la Biblia a todos los dominicanos de todos los niveles
sociales, desde los más humildes hasta los más encumbrados.
Dotado de un don natural para
relacionarse con la gente, Don Alvaro Vicioso Santil, a través de la Sociedad
Bíblica Dominicana, realizó esfuerzos diversos y sostenidos para que la Palabra
de Dios corriera y fuera glorificada.
De sus manos, la Biblia llegó a muchos
dominicanos humildes y también a otros de niveles más aristocráticos,
incluyendo presidentes como Héctor García Godoy, Joaquín Balaguer, Don Antonio
Guzmán y Salvador Jorge Blanco.
En septiembre (Mes de la Biblia), Don
Alvaro vio la conveniencia de acercarse a los medios de comunicación y a
diversas instituciones públicas con Biblias completas, Nuevos Testamentos,
porciones bíblicas seleccionadas y materiales relacionados con las Escrituras.
A partir de su iniciativa, la prensa nacional encontró una nueva fuente de
información que concitó la atención de los principales medios informativos y
generó comentarios diversos que destacaban el trabajo de la Sociedad Bíblica
Dominicana.
Don Alvaro se empeñó en lograr la
aprobación de una ley que apoyara la difusión de la Biblia, y así fue como
junto a los legisladores David Escotto y Luis Arzeno Rodríguez formuló un
proyecto para que se proclamara oficialmente el día nacional de la Biblia, y
cuando fue presentado en la Cámara Baja, todos los señores diputados lo
aprobaron puestos de pie. Así quedó establecida la Ley 204 que consagró, a
partir del 27 de septiembre del 1984, “El Día Nacional de la Biblia” en la
República Dominicana.
Como dirigente de la Sociedad Bíblica
Dominicana, y en alianza con las autoridades de Educación y otras instituciones
nacionales e internacionales, el hermano Alvaro hizo grandes aportes a la
alfabetización a través de lo que fue la Consulta Nacional de Educación de
Adultos.
El hermano Vicioso Santil fue pastor en
La Romana, San Pedro de Macorís, Santo Domingo, Barahona y San Cristóbal. Lo
recordaremos como un promotor audaz de la causa bíblica que asumió su compromiso
de fe impulsado por la convicción de que la propuesta de vida plena que Dios
revela en su Palabra está más allá de los prejuicios limitantes y excluyentes
que se construyen en torno a las creencias religiosas.
Siempre vinculó la Biblia con la educación
escolar, ya que su ministerio mostró especial inclinación por la juventud y por
su formación temprana en valores. Así desarrolló en las escuelas, para cada mes
de septiembre, la semana bíblica escolar, una actividad muy festiva y con mucho
colorido.
Lo recordaremos por su trato afable y
gentil, por esa gracia para desarrollar relaciones fructíferas y duraderas, por
sus conversaciones pletóricas de sensatez y franqueza, que con frecuencia lo
llevaban a decir: “Trato de vivir con caridad para todos, y sin malicia para
nadie; pero sobre todo, lo recordaremos por su pasión de ver la Biblia en las
manos y en el corazón de cada dominicano.
Imitemos su ejemplo, ahora que nuestro
apreciado hermano camina triunfante por el glorioso y resplandeciente valle
donde la luz eterna de Dios alumbra para siempre.