Monumento 30 de Mayo, Santo Domingo.
Solo oigo y leo las espantosas historias de 31
años de dictadura. No concibo como la gente pudo resistirlo. Tuve la bendición
de llegar al mundo cuando ya el país empezaba a respirar otro aire.
Pido al Señor que la
Republica Dominicana deje cada vez más atrás esa historia de sangre y dolor y
que nos encaminemos alguna vez hacia la institucionalidad que nuestros héroes
soñaron.