"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


domingo, 1 de agosto de 2021

COLAPSO

 

Surfside, Florida (2009)

Después de 20 años ininterrumpidos de servicio con la misión radial que en la que tuve el alto honor y privilegio de trabajar, estaba agotada, exhausta y sobrecargada de emociones. Era el momento de unas vacaciones que por años me habían recomendado, sugerido, aconsejado, al grado que, hasta me las obsequiaron. Así es como llegué a Miami Beach y pasé una semana en Surfside, en un aparta-hotel, justo al lado del condominio que hace unas semanas colapsó,  resultando en una dolorosa tragedia que ha llevado luto a muchas familias y a toda una comunidad. Seguí con atención la intensa agenda de rescate, duelo y derroche de solidaridad que generó este evento.

Enseguida empezaron a surgir datos de que el edificio había dado señales de deterioro que requerían atención. Las investigaciones darán sus conclusiones en su momento. Pero queda esa sensación de que, cuando se toman precauciones a tiempo, se pueden evitar muchas adversidades y contratiempos. Esto aplica a cosas y personas. A veces, por ejemplo un electrodoméstico, un vehículo nos da evidencias de que necesita mantenimiento o reparación, y si no se atiende, luego nos parece una sorpresa cuando deja de funcionar “repentinamente”.

En cuanto a personas, hay esos momentos en que nuestro cuerpo, nuestra mente y hasta nuestras circunstancias empiezan a darnos señales de alerta “amarilla”: Mucho estrés, algún dolor físico puntual, un declive en nuestro entorno laboral… desánimo, desenfoque, fatiga frecuente… avanzamos hacia el colapso.  Entonces nos conviene atender esas pistas antes que se transformen en “Alerta roja”, antes de que nos derrumbemos abruptamente y entonces, en cuerpo y espíritu, quedemos sepultados bajo un enorme cúmulo de escombros. Puede sonar dramático, pero así sucede.  Podemos pasar de una vida hiperactiva e intensa, a una vida en la que aun respirando estemos atrapados, incapaces de superar sin ayuda el enorme peso que nos ha caído encima.  

Saber detenernos a tiempo es sabio. Quizás dejaremos de ganar algo, pero evitaremos perderlo todo. Es una pena, cuando el colapso sepulta nuestros sueños, nuestros talentos y nuestra voluntad de seguir adelante. Pienso en Lamentaciones, cuando el profeta ve la ruina de su pueblo, y aun entre cenizas y escombros piensa que la misericordia de Dios es nueva cada día, y su fidelidad sobrepasa nuestra calamidad (Lamentaciones 3). Dios es capaz de remover todo lo que nos agobia, y darnos nuevas fuerzas, para emprender nuevos capítulos en lo adelante.  Así sea!



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