Timothy Keller nunca me
decepciona con su estilo de escribir, y usualmente también me satisfacen sus
argumentos.
Esta vez estoy leyendo (En
versión Digital) este tratado en el que Keller se enfoca en responder a una
pregunta vinculada a las convicciones de
las personas respecto a Dios.
Keller busca el terreno común que puede haber
entre los creyentes que, con cierta discreción pueden lidiar con algunas
interrogantes, (teniendo dificultad para entender y aun más para explicar a otros algunos temas de su fe) y los escépticos que, en su momento pueden dudar de sus propias
dudas.
Keller valida la posibilidad
de que un creyente tenga dificultades en entender algunos aspectos de la
fe. “Una fe sin dudas es como un cuerpo humano sin anticuerpos. Un creyente
puede verse muy indefenso cuando sufre
una experiencia traumática o se enfrenta al reto de las difíciles interrogantes
que plantean los escépticos.”
Entonces el libro tiene dos
audiencias: Por un lado, apoya al creyente a sumergirse en las preguntas más
profundas que hacen quienes no profesan la fe, a la vez que invita al escéptico
encontrar la fe a través de sus dudas. Creo que es una forma válida de
compartir con altura las convicciones espirituales. Seguiré leyendo…