"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


jueves, 31 de julio de 2008

CENICIENTA


“…me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos.” Isaías 61:1

Ella fue uno de esos seres humanos que uno no tiene forma de encasillar entre los patrones con que usualmente somos capaces de describir a la gente.
Nació muy humilde, tuvo una niñez muy difícil y bajo nivel escolar. Fruto de la separación de sus padres y en el nuevo matrimonio, en su rol de hijastra vino a ser una especie de cenicienta. Maltratada verbal y físicamente, lloraba de vez en cuando, pero su espíritu era tan fuerte que la mayor parte del tiempo sonreía y reía como cualquier otra niña.
Contra todo pronóstico, al crecer esta joven no llegó a ser nada de aquello que, en su propio hogar, verbalmente le decían cuando la insultaban. Empezó a trabajar, conoció a un joven de quien se enamoró y decidieron casarse. ¡Ella misma preparó su boda! Era increíble.
Pero, quizás, con los años el fruto de su sufrimiento saldría a flote de alguna forma: embarazada, fue diagnosticada con una enfermedad terminal. Trajo a la luz a su criatura y su corta vida se apagó simultáneamente. Su felicidad en la tierra fue breve, pero creo en la eternidad fue cuando realmente empezó a vivir.
En contraste, la escena de parientes desconsolados ante su ataúd evidenciaba una de dos cosas, no lo sé, Dios lo sabe: remordimientos, o arrepentimiento.
Cuando pienso en ella, mi corazón se quiebra, y usted dirá: ¿De qué sirve contar esta historia? Más que un desahogo me sirve para advertir que hay más cenicientas por ahí, y si somos parte de sus vidas, estamos a tiempo de hacerlas sentir menos miserables, o en el mejor de los casos, ayudarlas a que su historia tenga un final feliz.

viernes, 4 de julio de 2008

INGRID BETANCOURT, LA RADIO COMO SALVACION

Mientras declaraba, comenzó a sonar la alarma de un reloj de pulsera que Ingrid llevaba en su muñeca: era el despertador que le recordaba todas las noches la hora de sintonizar la radio y escuchar los mensajes de su familia.

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Era una levantada a las cuatro de la mañana, precedida de un insomnio probablemente desde las tres de la mañana. Esperar las noticias, el contacto con los espacios radiales que nos daban la posibilidad de comunicarnos con nuestras familias, en particular con La Carrilera a las cinco, que todos los días permitía esa comunicación, y los fines de semana Voces del Secuestro, Noches de Libertad. (Escuchábamos) también otro programa, Alas de Libertad, a las seis de la tarde todos los días. Con eso amoblamos (pasábamos) nuestros días. Quitada de las cadenas a las cinco de la mañana, servida del tinto a las cinco. Traían las botas más o menos en ese momento".

Después, tratar de encontrar qué hacer durante largas horas hasta las once y media del día. Hay una situación en el secuestro y es que al final ya nadie tiene qué decirse. Y por lo tanto usted llega a un campamento de secuestrados y todo el mundo está en su caleta en silencio. Los unos duermen, los otros meditan, los otros oyen radio, si pueden, con antenas hechas de alambre, de bombril amarrado a un palo tirado a la copa de un árbol para lograr una antena que tenga mayor alcance.
Y, se acuesta uno, prende el radio y los oye a todos ustedes. Oye La Luciérnaga, oye el Cocuyo, oye Hora 20, oye todo lo que uno pueda oír. Se trata uno de meter en todo lo que sean noticias para pensar en otra cosa, para tener tema de conversación el día siguiente.

--Extraido de: “Un dìa en el cautiverio de Ingrid Betancourt” .

ELPAÍS.com - Madrid - 04/07/2008

PRIMERA PROMOCION DE PRODUCCION RADIAL EN RTM


Nuestra primera jornada de entrenamiento con el curso de dos Sabados sobre Produccion Radial fue una hermosisima experiencia, con participantes de Santo Domingo, La Vega, Bonao, San Francisco, San Pedro de Macoris, y una pareja de colombianos recien llegados al paìs. De un grupo originalmente de 18, 16 personas completaron el curso, que recibiò de partre de los participantes evaluacion entre Muy bueno a excelente, con la observaciòn de que sugieren que sea mas largo para tener màs practica. ¡Anotada la sugerencia!

APATIA

El año va por la mitad. Los días son agitados, sin embargo a veces no nos dejamos llevar de su ritmo. Hay una mañana en que nos levantamos apáticos, lentos, reflexivos, un poco renuentes a obedecer al implacable reloj.
¿Qué hacer? ¿Obligarnos a retomar el curso de nuestros deberes, ocupándonos de las tareas de la agenda, o dejar todo a un lago y seguir el desgano que invade nuestro cuerpo?
Alguna que otra vez me he obligado a retomar las acciones, para sorprenderme otra vez, minutos después, en el penoso letargo, y es entonces cuando me convenzo de que es un estado difícil de combatir, que para superarlo es mejor rendirse a él sin ansiedad. Puede ser un proceso químico, puede ser una señal de fatiga, puede ser un momento depresivo o simplemente un arrebato del impulso mediante el cual Dios nos insiste en que nos detengamos y esperamos a que el cuerpo mismo dicte que estamos en condiciones de movilizarnos y actuar.
Vale entonces, en el buen sentido de la expresión, obedecer nuestro cuerpo dándole algo de tiempo para reaccionar. Claro, tomando en cuenta los factores relacionados, de si podemos disponer de ese tiempo sin mayores consecuencias.