"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


miércoles, 11 de octubre de 2017

LA ANGUSTIA DEL PRÓJIMO



Estoy leyendo hoy  la Biblia en 2 Reyes 4:8-6:23. Es la historia de una mujer que, siendo hospitalaria con un misionero, profeta, hombre de Dios (Eliseo) éste le anuncia como recompensa divina a sus gentilezas, que será favorecida por Dios con un hijo. Efectivamente, el niño viene al mundo un año más tarde. Va creciendo normal, hasta un fatídico día en que grita por dolores de cabeza y en corto tiempo, muere en los brazos de su madre. Esta acuesta al niño en la misma alcoba que había construido y destinado para hospedar al profeta y emprende camino para localizarlo.
Cuando la mujer sunamita llegó angustiada y se aferró a los pies del profeta, éste fue incapaz de descifrar qué la estaba afectando. A pesar de su cercanía con Dios, y de todos los milagros que ya había hecho con aquella doble porción del Espíritu que tenía Eliseo, la mujer tuvo que verbalizar que estaba allí por causa del único hijo que tenía, fruto de una milagrosa promesa de Dios. De ese hijo, ella no lo había pedido aunque obviamente lo anhelaba. Muchos menos podía entender porque habría de perderlo. La angustia de una madre ante la enfermedad de un hijo, más aun es un hijo único, es indescriptible. Necesita apoyo moral, espiritual, y hasta material.

Tantas veces he sido como Eliseo, inconsciente y ajena del sufrir del otro. No siempre es por indiferencia, pero a veces, puede ser egoísmo que no seamos capaces de ver los problemas ajenos con la dimensión que vemos los propios.  En este día oremos que Dios nos permita ser más conscientes del dolor y sufrimiento del prójimo, que nuestro mundo deje de girar un poco menos alrededor de nosotros mismos, y podamos interceder y tender la mano a otros que sufren.

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