“No dormí bien anoche” oigo a
alguien decir, y la reacción en cadena es que muchas otras personas del entorno
afirman que les pasó lo mismo. Todos
sabemos que dormir no es una opción, es una necesidad. El sueño es un elemento paradójico
en el ser humano. La reina Elizabeth de Rumania dijo " El sueño es un
ladrón generoso; da en vigor lo que se lleva en tiempo".
Si duerme demasiado está perdiendo un valioso tiempo. Si duerme
poco puede que se esté afectando su calidad de vida, y que sus días no sean muy
satisfactorios. Lo ideal es encontrar el
balance para dormir lo necesario, con la calidad, tranquilidad y efectividad
del descanso que nos garantice bienestar.
Las causas del insomnio son
incontables. Hay que buscarlas, resolverlas y/o mitigarlas. La Biblia registra un
motivo de insomnio en el salmo 127: el afán y la ansiedad. Perdemos el sueño
detrás de la intención de ganarnos la vida. Comemos rápido y sin apetito,
debido a nuestro tren de vida. Si no
contamos con el favor de Dios, todos nuestros esfuerzos son inútiles.
Si la búsqueda del sustento y
del éxito nos está costando la salud y
el bienestar, hay que reflexionar. Dios es quien da descanso. Dios es quien
prospera nuestros emprendimientos. Darle prioridad a nuestra relación con
él es la clave para dormir bien. Sea
usted uno de los amados de Dios. Conviértase en uno de ellos creyendo de
corazón en el Señor Jesucristo. El nos garantiza dormir bien, es la mejor
almohada.
CONTAR
CON DIOS ES MEJOR QUE CONTAR OVEJITAS.
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