Algo interesante sobre el
ministerio de Jesús es que las multitudes lo amaban, por lo menos en el
principio. Pero mientras más se acercaba Jesús a la cruz, menos gente se
encontraba a su alrededor. Comenzando con el Lunes de la semana de la pasión,
las muchedumbres comenzaron a diluirse. Y para el momento en que Jesús tomó ese
camino hasta el calvario, incluso sus mejores amigos ya no estaban allí.
La cruz separa las ovejas de
las cabras. Pienso que es porque la cruz de Cristo es muy rigurosa y
demandante. Poco me sorprende que no mucha gente siga a Jesús hasta la cruz. Y
poco me sorprende que muchos de nosotros esquivemos tomar nuestra propia cruz y
seguirle. Es que hay pruebas de las cuales nosotros no podemos escapar, pero
¿Su cruz personal que Jesús pide que tome a diario? ¡Eso es otra historia!
La cruz es algo que usted
puede evitar. Jesús no impone la cruz. Usted puede elegir el clavarse a ella
por fe y morir al pecado, o puede alejarse del calvario y rechazarla. Esto es
algo para considerar, porque la cruz fue una opción para Jesús. Él habría
podido rechazarla, pero gracias a Dios, no lo hizo. Estuvo dispuesto a ser
clavado en el madero de modo que seamos salvos y tengamos el poder de tomar
nuestras cruces y seguirlo.
Jesús está pidiendo que tome la cruz, la
levante sobre sus hombros y que lo siga. Es el Señor del calvario quien lo está
pidiendo y la opción es suya.
“Y
decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome
su cruz cada día, y sígame.” Lucas 9.23
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