En la
actualidad persisten formas de esclavitud en el mundo. No hay justificación
para ello después de siglos de desarrollo de las civilizaciones. El concepto de
que una persona posea a otra es
inaceptable.
Efesios 6: 5-9 habla del vínculo siervos y amos. En el
primer siglo después de Cristo, la esclavitud no siempre equivalía a una
opresión, ya que, en muchos casos, los esclavos se convertían en parte de la
familia y su servicio era voluntario. En este sentido, la aplicación práctica
de este pasaje se traduce en un llamado a los empleados a obedecer a sus jefes
no solo por temor, sino con una actitud de sinceridad y dedicación, como si
estuvieran sirviendo a Cristo mismo.
La ilustración de la auto regalada taza al "mejor
jefe del mundo", reminiscente del personaje de TV en
la serie La Oficina, destaca la percepción común de que los jefes no siempre
son bien apreciados. Así, la reflexión podría instar a los empleados a ver más
allá de estereotipos, reconociendo que su servicio no es solo para agradar a
los hombres, sino para honrar a Cristo en su labor diaria.
Para los jefes, el pasaje sugiere un cambio de
perspectiva. Más allá de ejercer autoridad, se les insta a tratar a sus
empleados como colaboradores valiosos, abandonando amenazas y reconociendo que,
en última instancia, todos están bajo la autoridad del Señor.
En resumen, este pasaje ofrece principios atemporales
que pueden transformar las dinámicas laborales actuales, fomentando una cultura
de respeto mutuo, dedicación sincera y reconocimiento de la autoridad divina en
todas las esferas de trabajo.