Malos, muy malos ejemplos está recibiendo nuestra generación de parte de aquellos que trazan el camino del enriquecimiento ilícito, sea por trafico de drogas, fraudes, o corrupción. Para quienes no han sido formados con el freno moral de sanos valores, al menos deber servirles de advertencia el dato de que la vida en el submundo de lo ilícito suele ser corta, insegura y marcada por un trágico final.
"Las riquezas mal adquiridas siempre son fuente de desgracia”, dice un proverbio chino. Y cuánto se parece a lo que dijo Salomón: "el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa." Es una pena que hoy día la dignidad y la integridad de una persona tenga precio.
Eso que adquirimos con la mayor dificultad es lo que retenemos por más tiempo; como aquellos que honestamente se han ganado una fortuna son más cuidadosos de ella que aquellos que la han heredado.
Bien lo dice Alberto Cortés: “Solamente lo barato se compra con el dinero”. Si desea conseguir algo que realmente valga la pena en términos materiales, no busque atajos ilícitos, es mucho mejor, como se dice, "sudar la gota gorda". Pero en términos espirituales, recuerde que de nada vale si ganamos todo el mundo y se pierde nuestra alma.
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