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Todos tenemos una familia de origen. Para algunos, esa sigue siendo nuestra única familia. Tenemos padres, hermanos y hermanas. Otros ya han iniciado la construcción de nuevos hogares a partir de su unión matrimonial, mientras que hallamos familias en los que ya se reúne más de una generación.
Una radiografía de la familia postmoderna muestra 4 grandes males:
1. CRISIS DE ROLES. La crisis de roles, aunque se da, no siempre se admite. Es típico en la cultura postmoderna. (Y como escuché a alguien decir, es un postmodernismo de calle, no una filosofía estructurada) hallar un hombre pusilánime que no pastorea a su esposa ni sus hijos, y entonces la mujer entiende que debe asumir ese papel, o la mujer que no entiende ni se da cuenta de que está siendo dominante, exigente o impositiva, y que por tanto está ignorando los principios divinos. Siempre he sostenido que el hombre y la mujer son iguales en dignidad ante Dios, pero Dios quiso establecer roles distintos a cada uno, sin que esto implique superioridad ni inferioridad. Para evitar una crisis en este sentido ambos miembros de la pareja deben estar en la disposición de asumir su rol. Usted cumpla con el suyo, haga su parte independientemente de si la otra parte cumple o no la suya.
2. CRISIS DE CRIANZA: Prov. 23: 13-14. Cuando niña aprendí algunos valores en mi casa, ¿Como cuáles?, que el trabajo dignifica, que lo que deseo obtener tengo que ganármelo, no esperar a que me lo den, que se debe respetar a los demás, que hay que dar las gracias cuando te hacen un favor o un servicio, que hay que pedir las cosas por favor, que se deben honrar los compromisos y pagar las deudas... Pero estas cosas las aprendí no simplemente porque fuera una buena chica, sino porque cuando era necesario, me disciplinaban. Sobre disciplinar hay un montón de enseñanza también en
3. AUSENCIA DE LOS PADRES. A los pequeños nos parece que con darles comida, ropa y juguetes, y que los atienda la abuela, o la muchacha del servicio, ya tienen, y esperamos que quieran a sus padres aunque prácticamente no los ven. Hoy en día hace mucha falta que los padres se hagan conscientes de que es necesario hallar un balance entre salir a buscar el pan y construir la vida de una familia verdaderamente unida. ¡Peor aun! es la ausencia no solo física, sino la negligencia en velar por la nutrición, salud y formación educativa de los hijos. Se hablaría aquí de procreadores, no de padres proveedores. Por eso se habla hoy de niños huérfanos de padres vivos. Niños que no son prioridad en la vida de sus progenitores, quienes a veces siguen viviendo irresponsablemente, como si aun fueran solteros.
4. VIOLENCIA INTRAFAMILIAR. Este punto es muy poco discutido en la iglesia. Los diarios nos abruman con las noticias de crímenes pasionales, pero ¿Es posible que haya violencia en un hogar cristiano? Muchas veces si la hay. Violencia verbal y emocional, sobre todo. Cuando los miembros de la familia no pueden dialogar sin subir la voz, cuando se asume que los muchachos solo entienden con golpes, y cuando no se provee para las necesidades básicas de la familia, se está ejerciendo violencia.
En la tercera entrega de esta serie, plantearemos qué cosas debe incluir un programa de prevención para evitar que la familia enferme.
Continuará.
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