Por el Dr. Pablo Pascual Báez
“No te afanes por hacerte rico: sé prudente y desiste”. Proverbios 23:4
Vivimos en tiempo de afán por posesiones en un mundo donde la eficiencia en la vida personal se juzga por la multitud de bienes materiales que podemos exhibir. Muchas veces somos víctimas de esta percepción y fallamos ente la vida por perder de vista lo más importante. Así fue Julito, un gran amigo de mi adolescencia. Era un joven huérfano de padre, sumamente trabajador, creativo y diligente. Me indujo a mi primer trabajo formal, en el mundo del marketing en una conocida empresa transnacional. En una ocasión me expresó: “Tengo que ser millonario antes de los treinta años.”
Julito se propuso salvar todos los obstáculos, confrontó a todo quien entendió necesario; tempranamente instaló su propia empresa, ésta fue su propio infierno. Se sospecha que un competidor provocó un incendio en sus instalaciones, en medio de las llamas penetró Julito tratando de salvar documentos financieros, mientras el techo ardiente se desplomó sobre éste, muriendo calcinado. ¡Qué triste! Las riquezas materiales se habían convertido en un fin para Julito, se convirtieron en su dios.
Hoy que te dispones a integrarte a tus obligaciones habituales. ¿Has meditado el valor que para tu vida representan éstas? ¿Has considerado cuánto representa en tu vida una relación cercana a tu Dios quien es capaz de suplirte en lo que haga falta permitiéndote una vida de quietud en medio de la vorágine de pretensiones que hoy afecta el mundo? Dios te llama hoy a vivir una vida abundante, echando toda tus ansiedades sobre él, porque el tiene cuidado de ti.
¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia. –Epicuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sus comentarios son bienvenidos!