lunes, 29 de octubre de 2012

RELAX EN AFRICA




Hasta recrear en mi mente el breve instante en la selva africana sigue siendo útil  para evadir el torbellino de stress que suele azotarme cual formidable huracán. 

Karibu! (Bienvenida), El saludo hospitalario de los kenianos en Swahili, quizá la principal entre las  múltiples lenguas habladas en una nación compuesta por 46 grupos étnicos.  El color de mi piel me ayuda a confundirme entre ellos hasta tanto abro la boca. Entonces mi inglés occidental me delata, y tengo que explicar  en qué lugar del mundo está  República Dominicana. En los templos,  la experiencia es multilingüe y multiétnica. Se canta en una lengua, se predica en dos o en tres  a la vez, para satisfacer  la heterogénea feligresía.

Al concluir la reunión, una comida con los líderes de la iglesia me permite socializar más de cerca. Una dama se me acerca con una jarra agua y un lebrillo. No entiendo que significa hasta que me indican que es para lavar mis manos, antes de recibir los alimentos.  Nunca en ninguna parte me sirvieron bebidas con hielo. Nunca, ni siquiera en el hotel había pan en el buffet sino lo solicitaba expresamente.  Tuve que aceptar una y otra vez el brindis de té con leche muy caliente que en cada visita me ponían delante. 

En las calles el gran mercado abierto, exhibía hileras interminables de ropa de segunda mano en oferta. Las madres deambulan con sus bebes a la espalda sujetados con un gran paño.   Hay zonas de las que no tengo fotos, porque el chofer me recomendaba ni siquiera asomar la cabeza fuera del vehiculo. No me resultaba raro esto, es igual en algunos lugares de mi país.  Tranquilidad siempre sentí, resguardada por el experimentado chofer de entera confianza de la institución, que me trasladó diligentemente a todo lugar. 
Reuniones, talleres, almuerzos, visitas a zonas donde nuestra organización presta servicios microfinancieros, entrevistas con clientes, con personal de la institución llenaron mis días de sol a sol. Hasta que llegó aquel  día libre, disponible para pasear.  No podíamos ir lejos, así que, por 40 dólares podía pasar en vehículo y recorrer un trozo de la selva keniana, en la misma ciudad de Nairobi.  ¡Qué contrariedad era la opción del “Tour de la pobreza” que era más costoso!. Una empresa turística,  por una tarifa de 50 dólares, ofrece un paseo a la zona más deprimida de Kenia, un cinturón de miseria conocido como Kibera.  Figúrese usted, pagar para pasearse entre la miseria y la desgracia de los excluidos en el barrio marginado más grande de Kenia.


¡De Safari! Penetramos al Parque Nacional de Kenya  a  las 10 am.  Un recorrido de poco más de 3 horas  nos permitió un encuentro cercano con la vida salvaje: cebras, búfalos, antílopes,  cocodrilos, hipopótamos… nunca vimos a los leones, se nos dijo que a esa hora son muy holgazanes y  se ocultan a descansar hasta que les da hambre otra vez. (Si es así,  hambrientos,  no tengo ningún  interés de verlos, pensé).   
Siempre prohibido bajar del vehículo, hasta la zona en que nos encontramos con las Jirafas. Hermosas, impresionantes, simpáticas, quedé extasiada ante su estatura. Es la mascota que me gustaría tener, pero ¿Cómo la mantengo? ¿Dónde la hospedo?. 

Al bajar del auto y respirar aquel aire, sentí un relax que hacía meses no experimentaba y realmente pensé: La jungla urbana es mucho más peligrosa  y amenazante.  



miércoles, 17 de octubre de 2012

AGONIA



Compré flores marchitas
Planté raíces muertas 
en tierra estéril.
No hallé agua para regarlas
Ni palabras amables para alentarlas.

Como ya se mueren,
 quiero arrojarlas
Y arrojarme con ellas igual o más mustia,
Juntas, sepultadas esperar la lluvia
Para abonar la tierra y quizá,
juntas brotar de nuevo
 entremezcladas en aromas 
y colores distintos.
Sin dolor.

Gthompson. Octubre 17, 2012

domingo, 7 de octubre de 2012

NO LO QUIERO BIEN, LO QUIERO PARA EL MARTES.



JOYAS DE PAPEL: MANAGING, por Henry Mintzberg. 

Mintzberg se reinventa y admite que es él quien ha cambiado al sumergirse en nuevas investigaciones en el campo gerencial. Pone de relieve los paradigmas de la gerencia y el liderazgo y dice que, por 50 años el liderazgo ha sido tan enfatizado que ahora hay mucho liderazgo y poca gerencia. Con su obra MANAGING, se propone regresar la gerencia a su justo lugar: el frente y el centro. 

Apenas voy por el capítulo 2 y ya estoy confrontada por la radiografía perfecta que hace de la gerencia contemporánea: una práctica (No una ciencia ni una profesión)  sin tiempo ni espacio para pensar y visualizar el cuadro completo de hacia dónde vamos y si es allá a donde queremos ir.  Una gerencia capaz de sacrificar calidad, destruir relaciones y flexibilizar la ética con tal de ir más rápido, como si todo se tratase de una carrera de velocidad. 

La orientación a la acción, el ritmo implacable a que vamos, imprime superficialidad a la gerencia, y la superficialidad es un riesgo laboral que se verifica en errores más costosos, más daño al clima organizacional, entre otras muchas consecuencias. 

Agunas citas del texto:
Los informes sobre ritmo frenético del trabajo gerencial han sido coherentes: los jefes de planta promedian una actividad cada 48 segundos; los gerentes de nivel medio logran trabajar al menos media hora sin ser interrumpidos apenas una vez cada dos días); para la mitad de los directores ejecutivos muchas actividades duran menos de nueve minutos.  Más de 40 estudios de trabajo gerencial han demostrado que los ejecutivos más bien andan de acá para allá todo el tiempo” 

Es verdad que las organizaciones necesitan lograr objetivos, necesitan que las cosas se hagan, que las cosas sucedan, pero  el frenesí actual parece tener efectos contrarios: un gerente abrumado  puede caer en la vacilación, en muchas distracciones, en la falta de iniciativa y hasta en una especie de “parálisis”. 

Mintzberg sugiere que para  tener éxito, los gerentes deberían  ser muy diestros en su superficialidad, por ejemplo, manejando asuntos  complejos dividiéndolos en pasos menores que se puedan dar uno a la vez. También tienen que afinar su capacidad de reflexionar  en su trabajo.

Pero el síndrome de la superficialidad  causado por la velocidad del siglo XXI es apenas uno entre los múltiples embrollos de la Gerencia planteados por Mintzberg en este texto. Seguiré leyendo…

jueves, 27 de septiembre de 2012

LA CODEPENDENCIA: UN DRAMA REAL



De vez en cuando, muy de mañana al levantarme, o al caer la tarde un fin de semana, me siento en un mueble del balcón a tomar una taza de té, como teniendo la sensación de que nadie me espera. Sobre la mesita a mi lado descansan algunas revistas, que casi nunca veo, pero están ahí para mis visitas. Y nos las veo, porque las lecturas ligeras casi no tienen espacio en mi agenda llena de  compromisos de lectura como para que mis pobres ojos no tengan descanso. 

Pero una de estas mañanas he ojeado la revista. En la portada, el rostro de una mujer que fluctúa entre la juventud y la madurez, no es la típica mujer frívola atestada de accesorios que a veces me lucen como arbolitos de navidad. Y leo su nombre y aun así, no sé quién es.

Al buscar en las páginas interiores me entero que se trata de una mujer que el día de hoy pudo haber sido princesa en una de las monarquías europeas, pues fue novia de un príncipe real (de la realeza y de la realidad).  

Y su historia es en realidad, una que vale la pena conocer y de la cual se pueden extraer lecciones relevantes. Isabel Sartorious, ha publicado un libro titulado “Por ti lo haría mil veces”. Ha escrito para las mujeres y su tema es el problema de la codependencia,  que tal vez es algo que más personas de las creemos está viviendo en carne propia y no lo sabe, o no sabe que tiene este nombre. 

La Co-dependiente es una persona que ha permitido que el comportamiento de otra persona le afecte y que está obsesionado por controlar dicho comportamiento.  La codependencia es un trastorno emocional que la autora comparte que padecía y tiene la honestidad y la valentía de exponerlo.  Es más frecuente en mujeres que en hombres. Es una obsesión o compulsión por cuidar de una persona, ya sea porque esta tiene adicciones, ya sea porque es tu pareja, y eso es más de mujeres que de hombres, porque las mujeres construimos nuestra identidad a través de afectos, mientras los hombres tienden a hacerlo a través del trabajo y la vida profesional. 

En la mujer co-dependiente se conjuga una angustia  y una ansiedad de controlar la vida de otra persona, dejando de lado el cuidar de sí misma. Esta condición suele acompañar a familiares de alcohólicos, de adictos y  personas con familiares a los que consideran inadecuados, y que ellas pretenden compensar, equilibrar, corregir, cubrir en algunos casos.  El carácter de la mujer tiene mucho que ver en su grado de codependencia. Mientras más emocional e intensa es la mujer, más sufre, aunque esto no sean en sí debilidades.  Por eso, en una misma familia, expuesta a la misma situación, los miembros que son más racionales están más protegidos, mientras que ser más emotivo y en alguna manera, tener la percepción de ser responsable de la situación, hace a otros miembros sufrir más. 

La codependencia se convierte en una prisión. Hay los momentos en que la persona aprisionada quiere huir y soltar todo abruptamente. Pero usualmente no lo hace, y al contrario, deja pasar muchas oportunidades  de liberarse porque siente que su responsabilidad primera es lidiar con su “realidad”.

El codependiente vive altos niveles de stress porque su vulnerabilidad se traspasa a otras esferas. Le cabe un poco la imagen de mártir. Porque debe dar la talla en el trabajo, debe ser efectivo en todo cuanto hace, es el pedestal al que deberían subirse aquellos que lleva a rastras, el familiar adicto, el hermano fracasado, el padre irresponsable, el hijo especial…

Libra miles de batallas y no pide ayuda, porque tiene una falsa concepción de autosuficiencia. No va a molestar a nadie pidiendo ayuda, asume que otros viven sus propias realidades y no tendrán ánimo ni recursos para socorrerla. Debe sacar fuerzas de donde sea para resistir y esperar que algún día este cuadro cambie.

La co-dependiente se pasa la vida, no viviendo, sino sobreviviendo, en medio de lo que se ha llamado una relación tóxica. Es incapaz de alejarse por sí misma de una relación enfermiza, por más insana que ésta sea, y es muy común que lleguen a pensar que más allá de esa persona se acaba el mundo, hasta que reconocen su condición psicológica y buscan ayuda, para terminar con la codependencia o no volver a generarla en otras personas o en futuras relaciones.
 En el fondo la codependiente tiene cosas que son de gran valor.
Hay un fondo noble, amable y altruista. Son a menudo las personas más dulces. Una vez recuperadas de su codependencia, son, sin duda, personas que cualquiera querría tener como amigas.

Dios quiere que vivamos y seamos libres, llenos de amor sano y caminando en la vida con seguridad y esperanza. El Señor ha roto las cadenas de la adicción y la esclavitud. Si nos vemos retratadas de alguna forma en el cuadro planteado por Isabel en su libro, detengámonos a oir la voz de Jesús diciendo: “Mujer, eres libre de tu enfermedad”. 

Gthompson, 27-Sept-2012