"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


miércoles, 19 de agosto de 2020

ABUSO E INFANTICIDIO: MUCHO CON DEMASIADO

Uno quiere hablar de esperanza, pero las circunstancias hay días que nos superan. Las tragedias nos invaden. Algunas se instalan y tenemos que lidiar y convivir con ellas. Otras nos sacuden como un repentino tornado que trastorna rápida e inesperadamente. Para todos los casos la resiliencia es la vía recomendada para salir fortalecidos y adoptar cambios que nos ayuden a ser mejores después. 

Es  atroz y desconcertante lo que sucedió a una pequeña niña de la comunidad al inicio de esta semana. Abusada, asesinada y su cuerpecito lanzado al fondo del mar por su verdugo. Este hecho, que sacude el alma y  levanta una generalizada indignación, revive el inframundo del abuso en su más aberrante dimensión. Pone en evidencia el potencial de hacer daño del que puede ser capaz un ser humano tras la fachada del amigo, del vecino, del padrastro, del pariente, de la gente de confianza.  Hará que muchos se tornen paranoicos, si  cabe el término,  en el cuidado y protección que se debe prodigar a los pequeños, vulnerables hasta más no poder en este sentido.

Se pide a gritos una respuesta inmediata y contundente de las autoridades. Sin embargo, este grito puede ser una proyección de culpas propias. Las Protestas caldeadas son una manifestación  poco civilizada a la consecuencia que pudo evitarse. Quizá entre la multitud de los reclamantes se mezclen algunos otros  abusadores, negligentes, y testigos silentes que, como aquellos que pretendían apedrear a la adultera en la historia del evangelio, tal vez solo procuran con su alboroto acallar sus propias conciencias.

Protejamos a los pequeños, por el amor de Dios, protejamos a los más pequeños.

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