Por Telesforo Isaac.
Se requiere ética moral y responsabilidad personal de todo individuo, grupo, comunidad, gobierno o nación, para dar ejemplo efectivo de solidaridad y asistencia en lucha mancomunada a fin de combatir y liquidar el nocivo efecto de la pandemia del Covid 19. El mundo está en un tiempo cuando este micro organismo azota a todos los pueblos en la faz de la Tierra; por tanto, se requiere que la ética moral y responsabilidad personal asuman importancia, sean observadas de manera objetiva y la lucha sea unida a fin de exterminar definitivamente este flagelo.
La conciencia del ser humano debe sensibilizarse y tomar los
debidos pensamientos, planes y acciones para enfrentar la pandemia del Covid-19
que incide en todo el planeta y que requiere de una serie de formalidades para
ayudar a los afectados, ya que hay gente de todas clases y condiciones que
sufren y mueren. Entre estos hay mayormente personas de edad avanzada por su
condición de vida y a causa del deterioro físico; también aparecen casos de
personas de edades menos avanzada que han sido afectadas y se ha oído decir,
que infantes han sufrido la infección de la enfermedad del coronavirus.
Puesto que la pandemia del Covid-19 ha incidido en todo el
planeta y se requiere de una serie de formalidades protocolares para asistir y
salvaguardar a los infectados, ya que hay gente sufriendo de todas clases y
condiciones. Se requiere una demostración de ética, responsabilidad personal,
buena voluntad y disposición para encarar el problema y asistir a los
habitantes de todo el globo terráqueo.
Hay la necesidad de observar el protocolo y las exigencias que
demandan la ética sobre las ideas, conjeturas y comportamiento, para amparar la
salud de los pueblos con los requisitos recomendados por los médicos,
científicos, farmacéuticos y las disposiciones gubernamentales. Pero, por
desgracia, hay individuos, grupos y comunidades que reúsan ser vacunados. Esa
actitud choca con lo que corresponde a la moralidad razonada y el comprometido
ánimo personal de los que piensan y actúan de esa manera.
Las personas de mentes sanas, de buena voluntad y con capacidad
para razonar objetivamente, están sorprendidas y reclaman vehemencia, a los que
reúsan aprovecharse de los medios científicos y sanitarios para ellos y el
bienestar de las comunidades.
Son muchos los hechos catastróficos que han ocurrido en el mundo
y de lo que se sabe en la historia; pero, lo que sucede actualmente con la
pandemia del coronavirus, parece ser un fenómeno global que solo tiene
comparación con el gran diluvio narrado en Génesis 7.
Lo que acontece en este momento debe ser analizado juiciosamente
por todo individuo y por los conglomerados en general; sin embargo, cada
miembro de la sociedad es personalmente responsable para hacer los necesarios
esfuerzos para sanar a los enfermos, mitigar a los descorazonados, asistir a
los más vulnerables, acompañar a los solitarios y sobre todo cuidarse a sí
mismo para tener salud, habilidad y fuerza para brindar apoyo y auxilio a
otros.
Se debe notar que el requerimiento de ética moral y virtudes personales,
van más allá del involucramiento en los asuntos concernientes al problema de la
pandemia (que es supuestamente pasajera) y dedicar tiempo y espacio en las
actividades en que se está enfrascado, sean labores personales, seculares,
comerciales, gubernamentales, educacional, militar o comunicacional.
Dado esto, se requiere que las normas de seriedad, rectitud y
moralidad, sean condiciones y actitudes permanentes en la sociedad y propio de
ministros religiosos, comerciantes, políticos, educadores, comunicadores,
militares, policías, profesionales de todas las áreas de la vida cívica y
gubernamental; en fin, toda persona que vive y labora, cual sea su modus
vivendi. Esto debe ser así para ofrecer el régimen ético, las
exigencias de disciplina y el aporte de buena voluntad; es necesario apoyar las
buenas intenciones y ejecuciones en todos los niveles de las actividades,
programas y servicios sociales. Se debe corregir lo malo, apoyar lo bueno y
mantener siempre la claridad y transparencia en que se está sumergido por
vocación o compromiso laboral.
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