La incertidumbre puede arroparnos en ciertos momentos de la vida en los que nos encontramos ante una encrucijada. Es difícil detenerse cuando todo es urgente y demandante, cuando tenemos responsabilidades que al parecer no pueden esperar. Sin embargo, la fatiga, la indecisión y los contratiempos nos estorban tanto que no vale la pena intentar avanzar sin pausa.
Jeremías
6:16 dice: “ Así dijo Jehová: Paraos en
los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas”. El profeta nos dicta literalmente la
instrucción de Dios: pararnos en el cruce del camino, mirar y preguntar cuál es
el camino correcto. ¿Cuántas veces hemos elegido un camino equivocado por no detenernos?
La
prisa y la urgencia pueden hacernos pasar por alto muchas cosas relevantes del
camino, entre ellas, paradas necesarias y
personas que pudieran ayudarnos con solo pedirlo.
¿Cuántas
veces ha sufrido el trauma de llegar al
lugar equivocado por no preguntar oportunamente? ¿Por qué insistir en continuar
cuando no tenemos todos los datos, y hay la oportunidad de preguntar a quienes
ya han recorrido dichas sendas y así asegurarnos previamente que vamos por buen
camino?
Al
ubicar el camino correcto y andar en él, Dios promete que hallaremos descanso
para el alma. ¿De qué necesita su alma descanso? Tal vez de tantas cosas y
personas de las que se siente el único responsable (familia, trabajo, iglesia,
etc) descansar en el hecho de que Dios
cuida y tiene el control de todo.
Ese ejercicio de detenerse, mirar, preguntar cuál es el camino a seguir, andar por ese camino, nos ayudará a encontrar ese alivio, bienestar, fuerzas renovadas y lucidez mental, que tanta falta nos hace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sus comentarios son bienvenidos!