"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


jueves, 28 de diciembre de 2023

JESUS: CONTRASTES DE PRINCIPIO A FIN

 

El contraste es sorprendente. Un bebé reposa en un pesebre, nacido entre animales de granja, mientras es adorado por sus jóvenes padres nerviosos. En otro contexto un inocente injustamente condenado como criminal y golpeado hasta quedar irreconocible, cuelga desnudo en una cruz frente a una multitud burlona, con soldados insensibles jugando por su ropa.

En otro extremo, un poderoso Rey ocupa su trono. Pero no es un rey común, este Rey se hace llamar "Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y hace la guerra" (Apocalipsis 19:11). Sus acciones son descritas con un lenguaje simbólico poderoso: "pisará el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso" (Apocalipsis 19:15), y lleva un título inscrito en su manto y muslo: "Rey de reyes y Señor de señores" (Apocalipsis 19:16).

Este Rey promete enjugar toda lágrima, poner fin al luto, al llanto, al dolor e incluso a la muerte (Apocalipsis 21:4). ¿Qué otro rey podría realizar tal proeza? Como predijeron las Escrituras, este Rey era el mismo hombre condenado en la cruz y el bebé en el pesebre. El ángel Gabriel había anunciado a María: "Reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin" (Lucas 1:33).

Este Rey tiene el poder de hacer nuevas todas las cosas, como proclamó el apóstol Pablo: "Por tanto, si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Lo viejo ha pasado; he aquí que ha llegado lo nuevo" (2 Corintios 5:17).

A diferencia de otros monarcas, este Rey no excluye a nadie, pero tampoco se impone a nadie.

Este Rey vino a hacer nuevas todas las cosas y vino por todos.



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