lunes, 28 de abril de 2025

¿PUEDE JESÚS VER NUESTRA FE?

 

En Mateo 9:1-8 vemos una escena conmovedora: unos amigos, movidos por la fe, llevan a un paralítico ante Jesús. Mateo omite algunos detalles que otros evangelios mencionan, como el hecho de que rompieron el techo para bajar a su amigo. Sin embargo, el enfoque principal sigue siendo la fe activa de estos hombres.

El paralítico no tiene nombre. Esto nos invita a vernos reflejados en él. Muchas veces estamos espiritualmente paralizados, incapaces de avanzar por nuestras propias fuerzas. Solo la intervención de Dios puede restaurarnos. Jesús, al ver la fe de ellos, responde de una manera inesperada: no primero sanando el cuerpo, sino perdonando los pecados. Esta acción provoca sorpresa y escándalo entre los escribas, quienes consideraban absurdo que alguien pudiera perdonar pecados ajenos.

La reacción de los líderes religiosos nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza misma del perdón. ¿Quién tiene autoridad para perdonar? Solo Dios. Y en este acto, Jesús revela su identidad divina. Al sanar al paralítico, confirma su autoridad no solo para restaurar cuerpos, sino también para dar vida eterna. Su resurrección de entre los muertos valida ese poder absoluto.

Hoy, también nosotros somos llamados a una fe viva, una fe que Jesús pueda “ver”. Una fe que no solo busca milagros externos, sino el perdón interior y la restauración completa que solo Él puede ofrecer. Así como el paralítico se levantó, también nosotros podemos caminar en una nueva vida, gracias al poder salvador de Cristo.

lunes, 21 de abril de 2025

LEVANTATE Y RESPLANDECE


“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.”
(Isaías 60:1)

¡La resurrección de Jesús es un evento para celebrar todos los días! marcó un antes y un después en la historia de la humanidad y marca un antes y un después en la vida de quienes encuentran en Cristo la salvación eterna.

En ese glorioso amanecer del primer día de la semana, la tumba quedó vacía y la oscuridad de la muerte fue vencida por la luz de la vida eterna. Es esa luz la que Isaías profetizó siglos antes: una luz que vendría a brillar sobre un pueblo que vivía en tinieblas.

El llamado de Isaías —“Levántate, resplandece”— encuentra pleno cumplimiento en la resurrección. Cristo, la Luz del mundo, se levantó del sepulcro, y con Él, una nueva esperanza se levantó para todos nosotros. Su victoria sobre la muerte no fue solo un hecho histórico, sino una invitación a levantarnos también nosotros de nuestra propia oscuridad: del pecado, del desánimo, de la desesperanza.

Los versos 2 y 3 de Isaías 60 anuncian que, aunque haya tinieblas sobre la tierra, la gloria del Señor amanecerá sobre su pueblo. Eso es precisamente lo que celebramos en la resurrección: en medio de un mundo caído, la gloria de Dios brilla en Jesús resucitado.

Hoy, el llamado sigue vigente. Levántate tú también. No permanezcas postrado por el pasado, por la culpa o por el miedo. Si Cristo vive, entonces hay poder para comenzar de nuevo. Su luz ahora habita en ti. Permite que esa luz brille en tu vida diaria: en tus palabras, decisiones y relaciones. Que otros puedan ver en ti la esperanza que solo se encuentra en el Cristo resucitado. 

lunes, 14 de abril de 2025

SALVANOS

 Reflexión en el Salmo 118

El Salmo 118 es una poderosa reflexión sobre el amor, la fidelidad y la salvación de Dios. Desde la promesa de Su amor eterno, pasando por las experiencias de angustia y liberación, hasta el cumplimiento en Cristo y nuestra respuesta de gratitud, este salmo nos invita a recordar que Dios es digno de nuestra confianza y alabanza. Que, al igual que el salmista, podamos reconocer Su obra en nuestras vidas y siempre dar gracias, sabiendo que Su amor perdura para siempre.

1. La Promesa (Versos 1 al 4): "Su amor perdure para siempre"

El Salmo 118 comienza con una invitación a dar gracias a Dios por su amor inquebrantable. En estos primeros versículos, el salmista nos recuerda que el amor de Dios es eterno, "para siempre". Esta es una promesa de fidelidad, un recordatorio de que, independientemente de nuestras circunstancias, el amor de Dios es constante y no falla.

Dios, en su amor, no solo está cerca en los momentos de alegría, sino también en los momentos de angustia. El salmista inicia con una declaración de gratitud, y nos invita a todos a unírsenos en esa alabanza. Es un recordatorio de que su amor es el fundamento de nuestra esperanza.

2. La Experiencia (Versos 5 al 21): "En mi angustia clamé al Señor"

A partir de los versos 5 al 21, el salmista comparte su experiencia personal de angustia. Clama al Señor en su momento de desesperación, y Dios responde. En esta sección, se describen momentos de lucha y tribulación, pero también la firme certeza de que el Señor escucha y responde.

El salmista menciona que su confianza en Dios fue puesta a prueba, pero que, al final, Dios lo libró. Aquí, podemos reflexionar sobre cómo nuestras propias angustias pueden ser momentos en los que buscamos a Dios más intensamente. Al igual que el salmista, podemos recordar que cuando clamamos a Dios, Él escucha y está dispuesto a responder, guiándonos incluso en medio de las dificultades.

3. El Cumplimiento (Versos 22 al 27): "Bienaventurado es el que viene en el nombre del Señor"

Los versos 22 al 27 nos presentan el cumplimiento de una promesa aún mayor: la venida del Salvador. El salmista profetiza sobre la piedra que los constructores desecharon, la cual se ha convertido en la piedra angular. Este versículo se ve como una referencia profética a Cristo, quien fue rechazado por muchos pero se convirtió en la base de la salvación para toda la humanidad.

Es un recordatorio de que Dios tiene un propósito más allá de lo que podemos ver en el momento. A veces, lo que parece ser un fracaso o rechazo es, en realidad, el cumplimiento perfecto del plan divino. Esta sección también nos invita a reconocer la importancia de la venida de Jesús, el verdadero cumplimiento de la promesa de salvación.

4. La Respuesta (Versos 28 al 29): "Dar gracias"

Finalmente, en los versos 28 al 29, el salmista expresa su gratitud por la salvación recibida. La respuesta a la intervención de Dios es la acción de gracias. En el contexto de nuestra vida cristiana, este es el llamado final: reconocer lo que Dios ha hecho por nosotros y dar gracias.

Esta sección nos invita a reflexionar sobre cómo respondemos a la fidelidad de Dios. La gratitud no solo se expresa en palabras, sino también en nuestra vida cotidiana, viviendo conforme a la voluntad de Dios. Cuando vemos la bondad y fidelidad de Dios, la única respuesta adecuada es darle gracias y adorarlo.

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lunes, 7 de abril de 2025

SIGUIENDO A JESÚS

Hoy quiero invitarte a reflexionar conmigo sobre lo que realmente significa seguir a Jesús. A veces usamos esa expresión con ligereza, como si se tratara de ser fan de una figura pública, de seguir famosos en redes sociales o simplemente de admirar a alguien desde lejos. Pero Jesús nos muestra que seguirle implica mucho más.

Sea cual sea el costo.

Mateo 8:18-22, Jesús nos hace ver que seguirlo tiene un costo. Uno de los hombres que se le acercó quería seguirlo, pero primero quería enterrar a su padre. La respuesta de Jesús puede parecer dura, pero nos enseña que los verdaderos seguidores de Cristo no se aferran a lo temporal, porque saben que su ciudadanía está en los cielos. Los seguidores de Jesús son peregrinos, y eso significa que a veces habrá que dejar atrás comodidades, planes personales o incluso expectativas familiares.

Sea cual sea la tormenta

Después, los versículos 23 al 27 nos llevan a una barca en medio de una tormenta. Jesús está con sus discípulos, pero ellos sienten que todo está fuera de control. ¿No te has sentido así a veces? Como si las tormentas de la vida fueran demasiado fuertes y Jesús pareciera estar dormido. Pero Él sigue siendo el Señor del viento y del mar. Solo su palabra basta para calmar la tempestad. La pregunta sigue siendo la misma hoy: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?

Sea cual sea la oposición

Finalmente, en los versículos 28 al 34, Jesús enfrenta una oposición inesperada. Libera a dos hombres poseídos. Es curioso notar que los evangelistas narran este episodio con algunos detalles diferentes. ¿Por qué? Tal vez porque cada uno enfatiza un aspecto distinto de lo que vieron. Lo importante es que todos coinciden en lo esencial: Jesús tiene autoridad sobre el mal.

Y aún más impactante es cómo la gente del pueblo reacciona: prefieren que Jesús se vaya antes que permitir que transforme sus vidas. Hoy también podemos cerrar el corazón. Si le decimos que no, una y otra vez, llegará el momento en que Él respetará nuestra decisión y se apartará.

Seguir a Jesús no es un camino fácil, pero es el único que lleva a la vida. Sea cual sea el costo, la tormenta o la oposición, vale la pena seguir al Maestro.

He decidido seguir a Cristo, no vuelvo atrás, no vuelvo atrás.