“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.” (Isaías 60:1)
¡La
resurrección de Jesús es un evento para celebrar todos los días! marcó un antes
y un después en la historia de la humanidad y marca un antes y un después en la
vida de quienes encuentran en Cristo la salvación eterna.
En ese
glorioso amanecer del primer día de la semana, la tumba quedó vacía y la
oscuridad de la muerte fue vencida por la luz de la vida eterna. Es esa luz la
que Isaías profetizó siglos antes: una luz que vendría a brillar sobre un
pueblo que vivía en tinieblas.
El llamado de
Isaías —“Levántate, resplandece”— encuentra pleno cumplimiento en la
resurrección. Cristo, la Luz del mundo, se levantó del sepulcro, y con Él, una
nueva esperanza se levantó para todos nosotros. Su victoria sobre la muerte no
fue solo un hecho histórico, sino una invitación a levantarnos también nosotros
de nuestra propia oscuridad: del pecado, del desánimo, de la desesperanza.
Los versos 2 y 3 de Isaías 60 anuncian que, aunque haya tinieblas sobre la tierra, la gloria del Señor amanecerá sobre su pueblo. Eso es precisamente lo que celebramos en la resurrección: en medio de un mundo caído, la gloria de Dios brilla en Jesús resucitado.
Hoy, el llamado sigue vigente. Levántate tú también. No permanezcas postrado por el pasado, por la culpa o por el miedo. Si Cristo vive, entonces hay poder para comenzar de nuevo. Su luz ahora habita en ti. Permite que esa luz brille en tu vida diaria: en tus palabras, decisiones y relaciones. Que otros puedan ver en ti la esperanza que solo se encuentra en el Cristo resucitado.
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