"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


lunes, 8 de septiembre de 2008

SACRIFICAR EL AMOR

Hace algunas semanas, mientras orábamos en el templo, lloró sobre mi hombro una jovencita de la iglesia, que tiene un llamado del Señor, pero está enfrentando la incomprensión de sus padres que entienden que de seguir su vocación estaría arruinando su futuro y decepcionándolos en cuanto a lo que esperan de ella. Y mi mente voló hacia un momento similar en mi propia vida. Cuando recién bautizada le dije a mi padre, que quería ir al seminario. Casi temblaba esperando su reacción: “Usted tiene la universidad en su puerta, no hay mas que hablar de ese tema”….Fui a la universidad, que ciertamente queda frente a mi casa en mi pueblo natal, con un dejo de amargura y sintiéndome cobarde de no haber tomado el arado sin mirar atrás. Dos años después, mi hermana saliò con lo mismo. Pero dijo “voy al Seminario” y se fue.
Hoy ella está en el ministerio… ¡Y yo, aunque aun no he ido al seminario también en estoy en el ministerio! Los dones y el llamado de Dios son irrevocables. Me tomó un poco de tiempo encontrar el balance entre obedecer y honrar a los padres y entender y obedecer la voluntad de Dios… lo primero es parte de lo segundo!

Eran mis primeros días en el camino de la fe cristiana, ¡Cuánta hambre y sed de aprender a caminar con el Señor! Cada enseñanza de la Biblia era nueva e impactante. Una vez leí en el Evangelio según Lucas algo que causó una conmoción en mi interior: 14:26 “Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre y madre… no puede ser mi discípulo." Jesús habla de aborrecer a nuestros parientes para ser dignos de seguirle y ser sus discípulos. ¡Imagínese! Yo no entendía el termino “Aborrecer”. En mi ignorancia me preguntaba con desconcierto, ¿Cómo puede ser que el Señor me pida aborrecer precisamente a quienes amo, cuando en otras ocasiones habla de amar aun a nuestros enemigos?
Alguien me aclaró que aborrecer en ese contexto se interpreta como “amar menos”, que nadie más que Cristo debe ocupar el primer lugar en nuestro afecto.
Hoy contamos con múltiples versiones de la Biblia que nos permiten ampliar el espectro de significados o sentidos relacionados con cualquier pasaje de la escritura. La Biblia en lenguaje sencillo, por ejemplo, dice: "Si alguno de ustedes quiere ser mi discípulo, tendrá que amarme más que a su padre o a su madre, más que a su esposa o a sus hijos, y más que a sus hermanos o a sus hermanas…más que a su propia vida”. Otras versiones usan las frases “poner en segundo lugar” y “Sacrificar el amor”. Esta última expresión me hizo pensar que lo que Jesús pide es algo que Él mismo ya hizo por nosotros: Amarnos a nosotros más que a sí mismo. “Jesús no estimo el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse”

Nuestra relación con Jesús es vida por vida.

Más de una vez he probado de esa copa. La copa de sacrificar el amor. La copa de amar menos, sin queja y sin gloriarme de ello y sin el drama de creerme mártir. Amarme menos a mi misma, amar menos las ilusas ofertas de mejor futuro economico fuera de la obra, ¿Porque? Porque es un privilegio servir a Cristo, es un alto honor ser un soldado del reino. Pero es vida por vida y El dio la suya primero. Cuando arrecia la batalla, me digo: ¿No querìa ser soldado? Sufre penalidades como buen soldado! Es entonces cuando hay que acordarse, que todo aquello a lo que hemos renunciado nos será retornado 100 veces. Ese un buen trato ¿No le parece?

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