Mi área de ejercicio profesional me da acceso a la información personal de muchas familias. Una realidad que he notado que se repite constantemente es la formación de nuevos hogares en base a relaciones informales. Algunas personas, pretenden que una llamada telefónica sea suficiente para borrar el nombre de su ex cónyuge y registrar el nuevo. No tienen claro la complejidad de algunos trámites que exigen documentación, tiempo y testigos para ser validados. ¿Qué decir entonces de las implicaciones tiene para cada hijo e hija que van naciendo fruto de estas uniones frágiles y efímeras?
Aunque legalmente la institución del Matrimonio sigue formando parte de la estructura de la sociedad, no es menos cierto que se le está dando menos, mucho menos importancia. A pesar de que el argumento es que una ceremonia o un documento legal no garantiza la legitimidad de una relación de pareja, mi lectura de por qué no formalizar una unión, suele ser verificada en la realidad: las personas realmente no quieren sentirse atados ni comprometidos a largo plazo. Por alguna razón asumen que sus responsabilidades son menos y que es mejor así. Pero ¿mejor para quién?
Ahí está el porqué de tantos desajustes e inestabilidad en la relación de pareja y en la familia.
Tradicionalmente la sociedad a través del matrimonio, ha regulado el comportamiento y la educación de los hijos, y ha establecido un sistema económico basado en la unidad familiar. Pero lamentablemente, el comportamiento actual de muchos no implica compromisos de ningún tipo, y me pregunto què implicaciones tendrá esto para las futuras generaciones.
¿A qué llamamos familia? Podemos partir del concepto de que la familia es un grupo de personas relacionadas por el parentesco. En este grupo se observan todo tipo de conductas, amor, odio, violencia, honestidad, manipulaciones de poder y de emociones… de todo un poco, y a veces de todo mucho.
Todos de una u otra manera tenemos una familia, y la misma puede ser fuente de estimulo a la realización o a la frustración, según los grados de funcionalidad o disfunción que se manejen a lo interno de la misma.
Yo pienso que la familia necesita un matrimonio comprometido como base, donde la unión de un hombre y una mujer nutra y proteja la unidad de sus miembros, dedicados a fomentar la armonía y desarrollo de cada persona. Existen cambios dramáticos cuando la unidad familiar se ve interrumpida y se rompe la armonía en una pareja inestable.
Necesitamos detenernos y hacer una reflexión a fondo acerca de la familia. No podemos simplemente continuar dormidos como el camaron y llevados por la corriente.
El matrimonio estable es, en conclusión, la base de una familia sana.
El Dr. José Dunker, al respecto, establece 3 postulados generales:
1) En una familia saludable el padre y la madre mantienen una relación más cercana que con cualquier otro miembro de la familia.
2) En una familia saludable, el padre y la madre comparten tiempo de calidad con cada hijo o hija.
3) En una familia saludable, hermanos y hermanas se dan apoyo y negocian sus diferencias sin la intervención de papá y mamá.
Se trata vínculos que permiten desarrollar una familia sana, capaz de producir hijos sanos y de buena autoestima.