"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


domingo, 17 de junio de 2012

TRAUMAS ACADÉMICOS


Después de varios meses de espera, para tener los ahorros, para tener los documentos, y haber realizado el curso de nivelación en matemáticas, ya que procedo del área de humanidades, estoy felizmente sentada una de las aulas  de la Pucamaima. Es un desafío el que tengo por delante, pero el impulso está en todo su vigor. Empezamos con  2 asignaturas, 2 noches a la semana: desarrollo organizacional y métodos cuantitativos.

 Formamos equipos de 3, y estudiábamos en grupo, una noche en mi casa, otra en casa de María del R, y el compañero Tony llegaba a dónde dijéramos las chicas. Tony era brillante con las fórmulas, lo cual fue una gran ayuda para mi, que me perdía entre mil y una formulas de la ingeniería económica, las derivadas, los gradientes, las teorías de colas y demás yerbas aromáticas.

  María era persistente en no detenernos hasta concluir cada proyecto. Recorrimos bibliotecas, visitamos empresas, nunca escatimamos nada con tal de ir adelante. Hasta que, el día del examen final, a la hora de llegar a la universidad, fui víctima de un asalto. El evento fue rápido y sin violencia física, pero igualmente chocante. 1 hora después estaba en el aula ante una hoja de papel que veía como en blanco. Mi ansiedad era muy  alta y realmente no podía tomar aquel examen. Le expliqué al profesor y amablemente accedió a darme el examen al día siguiente, junto a otro grupo. Acudí a aquella cita, pero igual seguía como desconectada, y me emplee en realizar aquella prueba que aun en condiciones normales había considerado un reto. 

 La publicación de las calificaciones, las vio María primero y me llamó para darme la mala noticia, no lo logré. Pero eso no fue lo peor. Reprobar esa asignatura significó que no podría continuar, hasta solicitar readmisión casi un año después.

Pero, así como dicen que todo puede conspirar para impedir que nuestros sueños sean realidad, creo que la providencia prepara escenarios y abre puertas que no esperamos. Ese mismo año la UASD anunció la apertura del mismo programa de maestría. Recorrí de nuevo todos los pasos, y allí estaba de nuevo y ahora en la Universidad Primada de América. Métodos cuantitativos estaba igualmente, en el primer cuatrimestre del programa. Un enorme grupo, de casi 50 personas, se habían inscrito y copábamos aquel salón, no del campus universitario, sino de la Dirección de Impuestos Internos. Fue entonces cuando hizo su entrada el profesor, Ingeniero Ramón Peralta (¡¡¡Opss!!! pero es el mismo genio y figura!). A la hora de las presentaciones, me levanté y dije con toda la gracia que pude “Soy Georgina Thompson, fui su alumna hace poco, en esta misma asignatura y reprobé”. El catedrático rió a carcajadas. Continuaron las presentaciones, pero al final de la sesión, fui rodeada por compañeros curiosos que querían saber qué les esperaba en aquella jornada que apenas comenzaba.

 Es la única materia que he reprobado en mi vida en las aulas. Pero la experiencia, aunque hirió mi orgullo propio por un tiempo, me sirvió para ayudar a más de un compañero a sacar adelante la asignatura. Aprobé con 92 de 100. El grupo fue reduciéndose con el paso de los meses. Creo que nos graduamos como una docena, dos años y medio después.

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