“Quien
corta piedras, se hiere con ellas” Eclesiastés 11:9
“No
es correcto, pero está bien, de todos modos lo voy a hacer” [1]es
el estribillo de una canción en inglés que, independientemente de su contexto
me dejó pensativa. ¿Será posible que elijamos actuar impropiamente a sabiendas
de que algo no es correcto? Decisiones poco sabias, que muchas veces tienen un
alto precio.
Recientemente
supe de una persona muy destacada en su
trabajo, que se perfilaba como el candidato ideal para un ascenso; pero poco
antes de obtener tal promoción, cometió una falta que estropeó de un día para
otro su brillante carrera. ¿Las
consecuencias? Perdió su trabajo y todos sus compañeros sufrieron con su caída:
quedaron desmoralizados y apenados por muchos días. Esa es una forma difícil de
aprender lecciones en la vida. Hay terreno que si se pierde no se puede
recuperar.
La
naturaleza pecaminosa que nos acompaña como seres humanos, siempre querrá
prevalecer y el enemigo de nuestras almas, siempre buscará la oportunidad de presentarnos
en bandeja de plata, aquellas “pequeñas locuras” que arruinarán la fragancia de
nuestra reputación, y aun más, la convierten en mal olor. La Biblia califica
como necedad cuando optamos por acciones
que sabemos son incorrectas. Es una conducta autodestructiva, y no son
pocos los que siguen estos caminos, quizá por la falta de paciencia y de madurez.
¡Cómo se viene abajo en minutos lo que ha costado tanto edificar!
En
una vida llena de tentaciones, la alternativa es la sabiduría de Dios,
provechosa para obtener buenos resultados. Sabiduría que gobierna nuestros
pensamientos y rápidamente pisa el freno ante las luces rojas y señales de peligro.
Gthompson
16-6-12
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