Al darnos cuenta de este don
poderoso con que contamos, especialmente las mujeres y disponernos a usarlo
para el bien, podemos también cultivarlo y reforzarlo. ¿De qué forma?
- Nuestra influencia se refuerza con bondad. Siendo bienintencionadas en esencia,, dignas de confianza, mujeres que animan, apoyan y afirman a los que están bajo su esfera de influencia.
- Nuestra influencia se refuerza con sabiduría, que es inteligencia aplicada. Así conocemos los momentos prudentes y oportunos para intervenir y ser agentes de cambio, mediando para obtener soluciones a los problemas.
- Nuestra influencia se refuerza con compasión, esa sensibilidad hacia el necesitado, que nos impulsa a ayudar, ya sea dando de lo que tenemos o gestionando y canalizado la ayuda, practicando la justicia y la misericordia.
- Nuestra influencia se refuerza con cortesía y dignidad, los adornos que nunca pasan de moda en una verdadera dama.
- Nuestra influencia, finalmente se refuerza con oración. Se ha dicho que la mayor inversión que una madre puede hacer en la vida de sus hijos es interceder por ellos en oración.
Si tenemos conciencia de que
tenemos este don y lo reforzamos positivamente con todas estas cualidades y herramientas,
sin duda que nuestra vida pasará de lo ordinario a lo extraordinario. ¡Sí se
puede!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sus comentarios son bienvenidos!