"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


sábado, 30 de agosto de 2014

DINERO: ¿CUANTO Y PARA QUE?



La tendencia en nuestro mundo es medir el éxito en términos financieros. La riqueza es sinónimo de libertad y en algunos casos, de felicidad. Pero es necesario pensar que si  en realidad es así, entonces las grandes mayorías están sentenciadas a una vida infructuosa e infeliz.  Las necesidades son ilimitadas y los recursos muy mal repartidos en un mundo de desigualdad en la distribución de las riquezas. 

La fe cristiana, basada en la Biblia, ofrece abundante enseñanza respecto al lugar que corresponde al dinero y los bienes en la vida del ser humano. Todos necesitamos dinero, algunos lo perciben como un mal necesario, otros lo persiguen como a un dios, como un fin en sí mismo, y son capaces de “vender su alma”, delinquir y matar por él. Para otros tantos, el dinero no es ni bueno ni malo, sino, un medio, un instrumento para el logro de otros propósitos. 

Pero uno se pregunta: ¿Qué tanto dinero es mucho?, ¿Cuánto es lo ideal?  
Yo pienso  que se debe tener una cosmovisión prudente del dinero, de cómo obtenerlo y de cómo administrarlo.  La Educación financiera que hoy tanto se promueve, es muy útil, para que, ante la realidad de recursos escasos, las personas aprendamos a tener un presupuesto conforme al cual regirnos, tener clara la utilidad de trazarnos metas y ahorrar para lograrlas, así como  tener la habilidad de generar recursos adicionales mediante la creatividad y las inversiones adecuadas. El disciplinarnos ante la presión de una sociedad de consumo hoy día es un acto de heroísmo, pero es, indispensable. 

Tener ambiciones es legítimo, siempre que no caigamos en el ámbito de la avaricia. Por cierto, la Biblia dice que “El amor al dinero es la raíz de todos los males”. 

Es loable que, a medida que avanzamos perseverantes en nuestro intento por llegar a  la libertad financiera, recordemos la generosidad como una práctica gratificante, pues no hay bienestar completo cuando somos egoístas e indiferentes ante la necesidad de aquellos que tienen menos que nosotros. 

De lo mucho o lo poco que pase por nuestras manos, sepamos repetir el milagro de los panes y los peces, dando gracias a Dios y compartiendo con el prójimo. 

En resumidas cuentas, el dinero es importante, es necesario y es el instrumento para garantizar una calidad de vida digna a todo ser humano.

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