"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


viernes, 26 de febrero de 2010

EL ARROYO DE BESOR

Por Jacqueline Rodriguez Ramirez

En 1 de Samuel 30, David regresa del campamento de los filisteos y encuentra que los amalecitas han quemado la villa donde vivía con sus soldados y se han llevado cautivos a sus mujeres e hijos. Todos tristemente lloran hasta quedar sin fuerzas pero David consulta con Dios y decide atacar a los amalecitas junto con 600 de sus hombres. En su camino pasan por el arroyo de Besor, pero no todos pueden seguir hacia la batalla, doscientos eligen quedarse descansando en este arroyo, pues están agotados, cansados y seguramente heridos o emocionalmente destruidos y no pueden ni siquiera cruzar el torrente.

David entonces en vez de acusarlos, juzgarlos y reprocharlos decide dejarlos descansando e irse con el resto de sus hombres a luchar y recuperar lo que les han robado.

¿Cuántas veces hemos estado como esos hombres y no podemos seguir adelante? ¿Cuántos están en el arroyo de Besor? y ¿cuántos hay en este momento entre nosotros que están muy cansados para pelear por sus matrimonios, por sus hijos, por su trabajo, por su estabilidad? El mundo y las iglesias están lleno de este tipo de personas, a veces luchando solos, en silencio...

Ahora bien, una vez hemos identificado a esas personas que están en el arroyo de Besor ¿Qué haremos? ¿Le reprocharemos y humillaremos porque no son buenos cristianos? ¿Las olvidaremos? ¿Las juzgaremos? O por el contrario, ¿haremos como Jesús con sus discípulos que les dijo: "Venid a Mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar." Mateo 11:28? Prefiero imitar a Cristo.

Nuestro David es Jesús, tenemos a uno poderoso que peleará la batalla por nosotros mientras nos recuperamos y nos traerá de vuelta todo lo que esa circunstancia nos robó y luego que nos recuperemos nos unimos a su ejercito para luchar por otros.


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