Mesera a los 10 años;
Actriz ambulante a los 13;
Maestra rural a los 19;
Empleada de comercio hasta los 25;
Después de la aparición de su primer libro ocupó cátedras en institutos de importancia. Se suicida arrojándose al mar.
De su obra “irremediablemente” (1919) dice: “Soy un alma desnuda en estos versos” y esta afirmación puede aplicarse a su obra total, en la que podemos seguir la constante lucha interior de esta mujer esperanzada que fue recogiendo fracasos y desalientos mezclados con triunfos de mínima envergadura.
DOLOR
Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;
Que la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar
Con las grandes olas, y las rocas muertas
Y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;
Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear
Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;
Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;
Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello; no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;
Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.
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