¿Qué haces cuando tienes que tomar una decisión importante?
¿Se te hace dificil? ¿La postergas? ¿Qué cosas pueden hacernos tomar malas decisiones? ¿Cómo te sientes cuando has tomado una decisión equivocada? ¿Qué pasa cuando después de decidir algo cambias de parecer?
Cuentan de un pobre burrito que se murió de hambre entre dos montones de hierba. ¿Cuál fue su problema? No se decidió por cual de los dos comer.
El mayor pecado es la indecisión. El mayor peligro es la dilación.
Así que, hay que resolver y elegir para seguir adelante. He aquí algunas sugerencias:
1. Empezando con pequeñas decisiones. Así como empezamos la vida gateando antes de caminar y correr, ejercitamos nuestra capacidad de decidir poco a poco, con decisiones cada vez mas relevantes.
2. Teniendo una meta: Debes saber a dónde quieres llegar y por qué. Tener una visión.
3. Para decisiones grandes se necesita consultar consejeros y analizar todos los datos y evidencias disponibles, poniendo en balanza los pros y los contras.
4. Es bueno también fijarse un tiempo límite para decidir.
5. Las decisiones difíciles nos hacen vacilar, algunas requieren cambios y sacrificios. En tales casos, optemos por no tomar el camino más fácil, sino el más correcto, el más noble.
6. Hay que entender que somos responsables de nuestras decisiones y de sus consecuencias. Si erramos, admitámoslo sin culpar a otros, y levantémonos para reanudar el camino.
¿QUE CAMINO TOMARE?
Mi inteligencia quiere que yo vaya por un lado y mi sentimiento me impulsa por otro. Pero he aprendido que no puedo confiar en ellos, porque se dejan llevar por las circunstancias, por las personas y por la apariencia de las cosas. Pongamos en acción nuestra fe en Dios y El nos iluminará: SALMO 32:8. “Te haré entender y te enseñaré el camino por el que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos. “
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