Las
condiciones o características de fortaleza y fragilidad humana, aparecen
generalmente de manera perceptible en personas de todas las capas sociales. El
mes de enero es un tiempo en que de manera concreta se presentan esas
tipologías.
La fortaleza humana
se da durante este período cuando parientes
o comunidades dedican atención y desvelo por los hijos o niños de todas clases
y condiciones sociales; o cuando son actividades de instituciones, dirigentes políticos,
organizaciones no gubernamentales, u otras entidades de asistencia social a
favor de niños y personas necesitadas. Estos
testimonios de afectos y esmero, pueden considerarse como fortaleza
humana, presencia de espiritualidad, o
interés especial de compartir bondad, aunque sea de manera simbólica en espacio
y tiempo limitado.
Aparte de lo
arriba señalado, al final del mes de enero, habrá observaciones de índole
patrióticos y de tradiciones religiosas. De una manera u otra, el pueblo
participará en lo que acontece durante este período, y habrá expresiones de la fuerza o debilidad del individuo, y del conglomerado,
ya que estos eventos son parte de la idiosincrasia del pueblo.
La fragilidad
humana se hará notar, en algunos casos, por síntoma de depresión psíquico/mental causada por la
resaca económica, los excesivos gastos, y estrés, debido a las múltiples actividades durante los últimos días de diciembre,
eventos en enero, matizados por los exagerados consumos, las fiestas, las
eufóricas alegrías, y se suma a estos, las
conmemoraciones religiosas patrióticas tradicionales.
Hay que estar
conscientes de estas actividades, a fin de sobrellevar todo lo pasado y por
pasar. Es menester tener fortaleza espiritual, claridad mental, equilibro emocional, para aguantar y esquivar las fragilidades que se
afloran y dilatan las debilidades. Por tanto, es de lugar, recomendar que se deba
hacer ejercicios de planificación y tener fuerza de voluntad, disciplina,
raciocinio lógico, determinación, y actuar oportuna y correctamente. Esto se debe
hacer en todas las fases y circunstancias; pues, demuestra la implicación de
fortaleza, para contrarrestar la impotencia, y disminuir la fragilidad humana.
El Salmo
90 verso 12, tiene una enseñanza que
es bueno tomar en cuenta por toda persona sensata; es una oración a Dios y dice
así: “Señor, enséñanos a contar nuestros días, para que entre la sensatez en nuestras cabezas”. En otras palabras, hay que coger cabeza para
ser sensato, y cumplir idóneamente como
individuo, o grupo cívico social.
Se debe
pensar ponderadamente, actuar moderadamente, proceder con justicia, ser
solidario, respetar la dignidad de todos, y esforzarse con perseverancia para
mantener la paz, y la concordia en la nación; ahora y continuamente.
Oímos decir
repetidas veces estas expresiones: “hay que coger cabeza”, “fulano no coge
cabeza”, “mengano ha perdido la cabeza”. Estos dichos se utilizan para señalar
que se comenten errores por no pensar bien, o por ser negligentes, osados o compulsivos
al hablar o actuar incorrectamente.
“No coger
cabeza”, les sucede a padres y madres, dirigentes políticos, líderes
religiosos, personalidades influyentes, así como a individuos de todas clases y
condiciones. En esto se muestra la fortaleza y la debilidad humana. En la
actualidad y siempre, tenemos el reto de mantener la necesaria condición de
fortaleza para minimizar o quitar los rastros de debilidad.
Por Telésforo Isaac
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