Aquí fue la cita, en el calor de la tarde
que empieza a morir,
Entre el ruido del tránsito, estancada
entre autos
De conductores estresados y estresantes,
casi prehistóricos
en su incivilización.
Aquí estaba sentado, en la parada de
autobús,
Dormitando famélico y marchitado.
No creo que espere a nadie ni que espere
nada, solo yace
Desfallecido y sin fuerzas, pero sin
perder el garbo ,
Cruza las piernas en pose de galán.
Yo, osada y curiosa, desde el volante
enfoco con el móvil la configuración para
foto
y con el click, parece ser que el caballero
percibiera la fuerza de mi mirada e
intención y se espanta ;
Pero tal vez solo se sacude ante una
mosca intrusa
que procura reposar sobre él en
paralelo.
Luego del sobresalto, sigo imaginando,
o tal vez sucede, que mi espíritu detiene
al auto,
Se desmonta y aproxima, a sentarse al lado
del mendigo;
Y una dilatada charla toma curso; no es
él, sino su espíritu que posa.
Lo cierto es que él es otro más, de los que han quedado vacíos
después de años de lucha, sin rumbo,
sin memoria del pasado y sin idea alguna del futuro,
nada más el aquí y ahora.
¿Te quedas aquí? –Me pide-- y ahí veo irse mi auto.
Se aleja de mí mi alma, y se lleva mis memorias y mis sueños.
Y aquí quedo dormitando mi cansancio junto al mendigo.
Tal como él, no soy más que otro espíritu hambriento y deshidratado,
invisible para todos, excepto para sus semejantes.
Lo cierto es que él es otro más, de los que han quedado vacíos
después de años de lucha, sin rumbo,
sin memoria del pasado y sin idea alguna del futuro,
nada más el aquí y ahora.
¿Te quedas aquí? –Me pide-- y ahí veo irse mi auto.
Se aleja de mí mi alma, y se lleva mis memorias y mis sueños.
Y aquí quedo dormitando mi cansancio junto al mendigo.
Tal como él, no soy más que otro espíritu hambriento y deshidratado,
invisible para todos, excepto para sus semejantes.
GThompson,
20-8-2015. Ave. Máximo Gómez, frente al Teatro Nacional.
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