"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


martes, 15 de septiembre de 2015

CONFLICTO BELICO, CON ROSTRO DE MUJER

"Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente" --Canción de Mercedes Sosa. 


Se estima que cerca del 90% de las víctimas de guerra en la actualidad son civiles, la mayoría de ellos mujeres y niños, en contraste con lo que sucedía hace un siglo, cuando el 90% de los que perdían sus vidas era personal militar.
Aunque comunidades enteras sufren las consecuencias de los conflictos armados, las mujeres y las niñas se ven particularmente afectadas debido a su condición jurídica , social y su sexo. A menudo las partes en un conflicto violan a las mujeres, y en ocasiones utilizan las violaciones sistemáticas de las mujeres como una táctica de guerra. 

El número cada vez mayor de conflictos armados y las violaciones vinculadas con ellos han dado lugar a un aumento en el número de corrientes forzadas de desplazamientos internos y de refugiados. Los abusos de que son víctimas las mujeres y las niñas en los conflictos armados pueden adoptar diversas formas, como la violación, la esclavitud sexual y la prostitución forzada. Las refugiadas siguen siendo vulnerables a la violencia y la explotación cuando huyen, así como en los países de asilo y durante la repatriación.

A pesar de esto, las mujeres no deben ser consideradas únicamente víctimas de guerra. Asumen la función fundamental de garantizar la subsistencia de la familia en medio del caos y la destrucción, y participan activamente en el movimiento en favor de la paz a escala comunitaria, fomentando la paz en el seno de sus comunidades. Sin embargo, la ausencia de la mujer de la mesa de negociaciones sobre la paz es innegable.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha publicado directrices sobre la protección de las refugiadas, incluida la prevención de la violencia sexual contra ellas y la respuesta que se debe dar en esta situación.

El ACNUR ha procurado garantizar que las refugiadas obtengan protección adecuada con arreglo al derecho internacional, especialmente en las circunstancias en que son víctimas de persecución basada en el género.

Aunque las mujeres han desempeñado variadas funciones durante la guerra y en el establecimiento de la paz, especialmente como personal médico y administrativo y cada vez más como observadoras de elecciones, han quedado en gran medida al margen de las negociaciones oficiales de paz y de los procesos de adopción de decisiones sobre cuestiones relacionadas con la guerra y la paz.

No obstante, existe una comprensión cada vez mayor de la función de la mujer en la solución de conflictos y de las aptitudes y habilidades concretas que aporta al proceso de adopción de decisiones.
En varios Estados, las mujeres ocupan cargos de adopción de decisiones a alto nivel, entre ellos los de ministras y jefas de departamento, cargos que tienen importantes repercusiones para la prevención de conflictos y los procesos de paz.

Ahora ¿qué perspectiva espiritual podemos darle a un clima social y político como este?
La guerra nunca es algo bueno, pero algunas veces no parece haber alternativa. En un mundo lleno de gente pecadora (Romanos 3:10-18), la guerra es inevitable. Algunas veces la única manera de evitar que la gente pecadora haga más gran daño es precisamente usando la fuerza.

¡La guerra es tan algo terrible!  Sin embargo parece ser una realidad ineludible en el campo espiritual también. Dios es conocido como Jehová de los ejércitos. 

El cuadro de Jesucristo que hallamos en Apocalipsis 19:11-21 proclama, “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.” Nos presenta a Jesús como un soldado.  Y los creyentes somos soldados.

Eclesiastés 3:8 declara que hay, “tiempo de amar y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz” En un mundo dominado por el pecado, el odio y la maldad (Romanos 3:10-18), la guerra es inevitable.  Todas las guerras son  última instancia el resultado del pecado. Los cristianos no deben desear la guerra, pero si considerar cómo mitigarlas. La cosa más importante que podemos hacer en un tiempo de guerra es orar por la buena sabiduría de nuestros líderes, orar por la seguridad de nuestros ejércitos, orar por una rápida solución al conflicto y orar por un mínimo de muertes – de ambos lados del conflicto.

No hay manera sencilla de ver este tema, lo que quiero plantear es que los conflictos armados son una realidad, y la mujer es en gran medida victima de ellos, pero podemos ser algo más que víctimas, podemos ser agentes de paz, de sanidad y de esperanza para las demás personas en condiciones desfavorables.
 

domingo, 6 de septiembre de 2015

DE TODO, EN MEDIO DE LA NADA


Esta vez comimos antes de seguir, por hambre no tendríamos que preocuparnos. La camioneta de la institución era el vehículo adecuado para penetrar a esta área, que engaña, porque en la entrada, un magnífico y gran letrero verde nos dice “Bienvenidos al Batey Gautier”, pero luego, es el vecindario de humildes casitas muy vulnerables.

 Vamos a buscar al Señor Elías, pues nos han contado de su talento para tejer guano y hacer una diversa variedad de sillas propias de campo, playa y exteriores.  Ninguno de nosotros sabe la dirección exacta, y tenemos que ir preguntando. La niña a quien preguntamos, nos dice “Sigan de largo, y van a ver un camino, lo toman y van a llegar”  pero adelante, hay un sinnúmero de caminos, asi que sencillamente seguimos preguntando y preguntando hasta que a la última persona que preguntamos, se echa a reir y dice “¡Yo soy Elías!”

Don Elías ¿y las sillas, dónde están? Nos cuenta que recién se habían llevado el último pedido que trabajó y apenas hallamos una que tenía a medio hacer y que, para mostrarnos, puso manos a la obra con gran maestría. Mientras teje nos cuenta de cómo aprendió el oficio, de cómo lo alterna con un empleo en una finca cercana, y de su propiedad plantada de plátanos y otros rubros, nos da un tour y nos muestra la segunda casita que con sus propias manos está construyendo.  Luego nos habla de su fe, justo el dia anterior lo dedicó con unos misioneros a predicar el evangelio en otro sector del Batey.  Dice que él y su esposa son casados por la iglesia y que el primero de sus hijos ya se casó también en la iglesia… Nos pasa por el lado una celosa gallina “empollada” y también alcanzo a ver un gallo comiendo maíz directamente de la planta. 

¿Y la Señora? Estaba escondida, apenada de presentarse, finalmente sale y con una enorme sonrisa se sienta también a mostrarnos que sabe ayudar a tejer el guano de las sillas.  Cerca, una pequeña lavadora de ropa está en función… También tienen agua y electricidad.
Don Elías, aun con lo frágil y rústico de su techo, es un hombre feliz, honrado, digno y realizado. Un hombre de fe. 



GThompson 4 Sept 2015

SIN YUCA NO HAY NEGOCIO NI ESPERANZAS


Llegamos donde Dolores, la casabera, y la ilusión que traía conmigo de saborear casabe recién horneado se desvaneció cuando entré a su patio  rediseñado con desolación. Tenía yo en el registro de mis memorias una visita anterior, 5 años antes, cuando aquel patio tenía vida y color, olor a yuca, mucha dinámica actividad.

El Clan de madre y hermanas  que por años han movilizado recursos, construido sus casitas y mantenido a sus hijos,  haciendo y vendiendo casabe, hoy no está en su mejor momento. Dolores saca un par de sillas para nosotras sus visitantes, y ella se sienta en el piso, sin fuerzas, desesperanzada. Acaba de regresar de la calle, de vender yaniqueques, “porque hay que hacer algo en lo que aparece yuca”. La sequia desesperante, ha dejado el guallo ocioso, y el horno apagado por muchos días.

Una de mis compañeras de visita, nos deja y se va a la casa de otra de las hermanas casaberas, regresa perpleja y nos cuenta que ha tenido que orar y reprender pensamientos desesperados de aquella otra mujer. Está llegando al límite de su resistencia y habla de matarse. Y nosotras, casi impotentes, quisiéramos hallar algunas palabras para animarlas, y solo atinamos a decir, “calma”,  Volveremos, y las ayudaremos a buscar alternativas para cuando sus negocios estén en bajas, puedan tener otras fuentes de ingreso y que en lo inmediato oraremos, que pronto llueva, y haya provisión de yuca, para que estas mujeres recuperen su vida y sus esperanzas. 

¡Por favor Señor de misericordia, envía tu lluvia temprana y tardía!. 


Gthompson, Sept 05, 2015. 

CALLE, CALOR Y CUENTOS BARATOS DE ESQUINA

En algún lugar del sector Guaricanos (Santo Domingo Norte), en una calle de cuyo nombre, aunque quisiera no puedo acordarme, detengo el auto para comprar unas frutas y desayunar, siendo ya tipo 11 de la mañana. Me acompañan dos compañeras de labor que estamos visitando y entrevistando microempresarios que nominaremos a una premiación. 

Mis compañeras se alejan los metros que nos distancian del frutero para hacer el pedido, mientras yo prefiero, aunque salí del auto, quedarme junto a él para “cuidar nuestras pertenencias y el propio vehículo”. Pero justo junto a mí hay dos individuos sentados en sendas sillas plásticas en la acera. Uno de ellos enseguida se levanta y me ofrece la silla. Mi cerebro rápidamente determinó que lo mejor era acceder y así lo hice. 

En 5 segundos ya estaba yo sentada al lado de desconocidos en una calle sin nombre… y con mis ojos rogaba a mis compañeras de viaje que regresaran pronto. No fue así… en los siguientes 5 minutos (que me parecieron como eternidad) , supe que el joven que quedó sentado, quería “volver a creer en el amor y la amistad” ya que su mejor amigo lo traicionó, informándole a su novia de sus supuestas andanzas, teniendo como resultado que ahora no tiene ni novia ni amigo… Me dijo también que era increíble que siendo él “taaaan tímido”, se sintiera en confianza de abrirme su corazón y contarme esas cosas sin siquiera saber mi nombre;  y mi cerebro sigue trabajando, interpretando cuántas niñas ingenuas se compadecerían de este joven victimizado, y cuántos otros “mueluses” en fracciones de segundo arman una historia para iniciar su próxima conquista.

 Mi liberación llegó al acercarse mis compañeras con las anheladas frutas; subimos al auto y emprendí velozmente la huida, sin darle al joven de marras seña alguna de compasión.


Gthompson, Sept 5 2015