Vista de la Mitad del Mundo desde la cima del museo.
Anécdotas
de mi visita a Quito, del 6 al 10 de Abril 2016.-
4 días
en Quito y vivo la turbulencia de la cotidianidad al transitar por algunas de
las avenidas principales, como la 10 de
Agosto y la avenida Amazonas. Las oficinas de Eclof, donde voy a desarrollar el
proyecto que me trajo aquí, están en la avenida Colón.
Me
sorprendo por la abundancia de templos con diseños coloniales, de gran belleza
arquitectónica. Me cuentan anécdotas muy graciosas sobre un pequeño gallo que
se alza en la altura de unos de estos templos a pocos metros de la casa
presidencial, así como la leyenda del Padre Almeida, que relata las aventuras
de un padre que escapaba por la ventana del templo para irse de juerga,
apoyándose en una efigie del Cristo crucificado, quien optó por hablarle al
padre y preguntarle a donde iba, a lo que él respondía “Hasta la vuelta…Señor”. Hoy un restaurante en la zona histórica de
la ciudad, utiliza esta frase como marca, y mantiene viva la leyenda.
El
primer día que estuve, se produjeron dos concentraciones –marchas paralelas,
una en contra de una medida impositiva dictada por el gobierno, y otra a favor
del presidente Correa y su gobierno. En este orden, como es típico en nuestros
países latinoamericanos, se da cierta
polarización entre los que satanizan la gestión de un gobernante y los que la endiosan.
La
segunda noche, después de la jornada de trabajo, me pasearon por algunos lugares interesantes:
Una subida hasta el tope de la zona llamada “Panecillo” me permite obtener una
panorámica impresionante de la ciudad, construida entre y sobre hileras de
montañas.
El
sábado por la tarde, concluido el proyecto, mi ilusión se hace realidad: Me
llevarán a la “mitad del mundo.” De camino, observo el sistema de transporte
“trole”, en medio de la avenida. A mi derecha, llego a ver las instalaciones de
lo que otrora fue el aeropuerto y que ahora, en una parte ocupa el llamado
ministerio del buen vivir, que gestiona la felicidad de los ciudadanos, algo
que, me comentan mis anfitriones muchos perciben como absurdo.
Llamó
mi atención la abundante presencia de grafitis en las paredes a todo lo largo
de las calles, afectando propiedades tanto públicas como privadas. Me cuentan
que muchos propietarios pintan y repintan
inútilmente y que no hay la intención de controlar o perseguir a los
grafiteros, porque de hacerlo se estaría coartando su forma de expresarse.
La
mitad del mundo.
Al
llegar a la ciudad de la mitad del mundo, una zona espectacular se abre ante mis ojos. Como imagen de bienvenida, el
edificio sede de UNASUR, en cuya entrada se erige una estatua de NéstorKirchner,
en una pose espontánea. La razón de la
estatua es en ocasión de tratarse del primer presidente de UNASUR.
Procedo
a entrar entonces al complejo de museos de la Mitad Del Mundo, que incluye un local
destinado a una exposición –muestra de la obra del célebre Oswaldo Guayasamin,
uno de los iconos que destacan la identidad cultural ecuatoriana.
Hay un
local llamado “Francia”, por el mérito de que, de dicha nación europea
procedieron los ingenieros y arqueólogos
que realizaron los estudios y proyectos
geológicos en la zona.
El
planetario, es un espacio muy concurrido: se trata de una especie de
cinema que proyecta espectacularmente, desde el punto de vista
científico, el origen del universo, una descripción de los elementos que
componen nuestra galaxia, y el sistema solar.
Latitud 0
La
ilusión que siempre tuve en caso de visitar Ecuador, era tener la oportunidad
de vivir la experiencia de posar mis pies en la mitad del mundo. Un pie al norte y otro al sur, y “flash”
sacar la foto para las crónicas. Una línea amarilla marca el punto y seextiende
a todo lo lago de aquellas instalaciones.
El
edificio símbolo de la mitad del mundo es un museo de 9 pisos. Se sube por
elevador hasta el tope, desde donde se visualizan majestuosas las montañas
alrededor, esta vez, distinto a la zona urbana, dichos montes están forrados de
vegetación. Utilizando un telescopio se puede cortar la enorme distancia y ver más
de cerca el relieve de la zona.
Mientras
descendemos por las escaleras, cada piso es una muestra, sea de cultura
autóctona o de muestras del avance de la
ciencia. Los elementos culturales
puestos en exhibición retratan la vida simple de los grupos indígenas, su
hábitat, su vestimenta, su entorno, y diversos utensilios.
En los
restaurantes de la mitad del mundo, se ofrecen diversos platos muy típicos,
varios de ellos basados en maíz. Al aire libre, un vendedor ofrece “Cuy” a las brasas o al carbón, que no
me animé a probar, ya que la apariencia del animalito me causó gran contrariedad.
En el
centro de la plaza, grupos de baile autóctono danzan a los ritmos de la música
local, y luego una banda de música completa ejecuta piezas con estilo marcial,
mientras los visitantes, hombres. mujeres y niños intentan seguir el ritmo y
los pasos, danzando algunos de forma graciosa para diversión de los espectadores.
El precio de los combustibles.
Un
galón de gasolina cuesta 1.48 dólares. Esta información me causó pesar ante el
doloroso precio que pagamos en mi país. Con todo, me aclaran que dichos precios
están subsidiados.
Finalmente,
he de reconocer la hospitalidad y el cuidado de mis anfitriones, que me prodigaron finas atenciones, y con muy
buena disposición lograron que una jornada de trabajo que pudo haber sido tensa
y en algún momento cansón, fuera al final gratificante.
Parafraseando
al Padre Almeida de la leyenda: ¡Hasta
la vuelta, Quito!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sus comentarios son bienvenidos!