Una
tras otra las indignantes situaciones que han vivido y he vivido en carne propia, en
mi país, cuando se trata de atender a
una persona con una emergencia de salud o con un diagnóstico delicado que
implicará tratamiento de alto costo, me
causan perplejidad. Los medios se hacen
eco cuando la experiencia desfavorable le toca a algún ciudadano con cierto nivel
de celebridad o visibilidad social. Pero
esos casos son solo la punta del iceberg.
Se
aspira y se espera que los sistemas de seguridad social sean realmente “humanos y sociales”, antes que un
negocio excesivamente lucrativo para empresarios ávidos de alta rentabilidad.
Cuando
por años has aportado económicamente al sistema, en forma fiel y constante, se
espera que al requerir una atención seas tratado con dignidad, y no como quien
mendiga o depende de que se le haga un favor. Se espera que preservar una vida
sea prioritario, pero esta expectativa choca con la cruenta realidad de verse
en una sala de emergencia esperando que validen un seguro y/o que, aun con
seguro, aparezca dinero en efectivo para que los pacientes reciban
atención. Se suma a este cuadro la
penuria de familias recorriendo centro tras centro de atención ya que cada
sitio alega no tener disponible una cama para ingresar a un paciente a nivel de
cuidados intensivos. ¿Van a dejar morir a alguien en la calle? Si, ya creo que
son capaces de permitirlo.
Diatribas
políticas, violaciones a los derechos de los usuarios maquilladas con
desinformación e indiferencia, han
causado en más de una ocasión pérdidas de vidas o desesperación en familias de
escasos recursos que han tenido que incurrir en deudas para costear
tratamientos y servicios médicos que el sistema debe proveer. Ni hablar de la burocracia para lograr una
aprobación de un tratamiento, estudio o cirugía por parte las ARS y las limitadas posibilidades de que
un medicamento prescrito esté incluido en la cobertura del Plan de Salud.
¿Tendremos esperanza de que el sistema mejore
alguna vez? O ¿tendremos que seguir cantando con Juan Luis Guerra “El Niagara en Bicicleta” y “En el cielo no hay hospital”?