Ráfagas de pensamiento que sacuden como un viento huracanado
Sorbos de ajenjo que mutilan los sentidos,
no sin antes amargar toda las células.
Suspiros dolorosos de incredulidad
en un aire irrespirable de indiferencia
Es la perplejidad de esta sensación de desamparo,
El rompecabezas de un submundo que no existe.
Son las lágrimas derramadas en silencio y quietud
Para poder reír entre el ruido y la multitud
Y así las penas no llegan a oídos ajenos.
Pan envenenado, agua turbia y flores marchitas,
Misterios creados, historias borradas y borrosas,
Pesadillas con serpientes intimidantes
Y funerales que vienen en vía contraria,
Avanzando a mí encuentro en el cálido desierto,
El piano susurrante pretende ir al ritmo de mis
Dedos que en el teclado avanzan buscando terminar
este arrebato. Se acabó la pieza y el dolor sigue.
Gthompson 18-8-2010
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