"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


miércoles, 1 de agosto de 2012

EXTRAVIO MATERNAL


Obviamente mi bebé no está preocupado. Está muy seguro y a gusto apretujado entre mis brazos y recostado de mi hombro.
Pero yo si estoy preocupada. Voy a pie por una calle desconocida intentando saber dónde estoy, buscando orientación. 

Me acerco a una escuela y entro. Veo una mujer atravesando el patio hacia una explanada donde se celebra una graduación. Abordo a esta persona, pero parece no entenderme, y yo tampoco a ella. Pero me hace señas que salga a la calle por otra puerta… ¿Me estará echando?

En esa puerta hay un par jóvenes uniformados, que me miran con algo de pena. Es una chica y un chico. Ella le quita a mi bebé la gorrita que lleva en la cabeza y descubre que tiene un segundo gorro. Se ríe sin decir palabra y trata de poner la gorra en su lugar como estaba. Yo también llevo una gorra. 

Salgo de la escuela y al hacerlo estoy en una esquina donde un poste tiene los nombres de las dos calles en intersección. No me dicen nada. No sé donde estoy. A lo largo de la calle veo un mercado libre, arrabalizado y sin evidencias de que pase transporte público por ahí. Veo un par de mujeres sentadas en un bazar, una sonríe, mientras la otra la peina colocando adornos entre sus trenzas. Parecen indígenas. Un poco más lejos, veo varias mujeres con incontables niños pequeños a su alrededor. Apretujo aun más a mi bebé. No quiero pensar que me lo arrebaten.

 Camino de prisa y el panorama cambia. Aun no sé dónde estoy pero ahora parece que el vecindario, aunque pobre, me es familiar. En la entrada de una casita una señora que vende chucherías me habla como si me conociera, le presto atención como si la entendiera, pero no la entiendo, y otro señor desde dentro de la casa  me hace señas invitándome a pasar. Me luce amable ¿Será que me conoce? 

Entro la casa, está semioscura, y me siento sobre un banco de madera, estoy como aturdida,  pero como tranquila de que llegué a donde debía llegar. ¿Será esta nuestra casa?  Descanso al niño sobre el banco y al fin soy capaz de dejarlo suelto. ¡Sabe caminar! Y da pasos alejándose de mi….pero no quiero que se aleje!  Y me abalanzo a agarrarlo de nuevo. 

El brusco movimiento, acompañado de un llamado audible ¡Ven!,  me despertó esta mañana,  y en la soledad de mi habitación descubro que el bebé no está. Nunca ha estado. 

Gthompson

1-ago-12

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