"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin
martes, 27 de noviembre de 2012
domingo, 25 de noviembre de 2012
INFLUENCIA: UN PODER NEUTRAL ( 1 de 3)
Era
el cumpleaños del rey. Música, comida, decoración,
dignatarios e invitados de honor, todo listo para comenzar una gran
celebración.
A la mitad del festejo, una chica adolescente hace su entrada al gran y majestuoso salón y empieza a danzar. Cada movimiento estaba lleno de gracia y encanto.
Cuando la música se detuvo y la danza terminó, el rey le ordenó a la chica acercarse al trono. El quedó tan prendido de su gracia y belleza que impulsivamente le dijo: “Pídeme cualquier cosa que desees, y te la daré, solo pide! ¡Hasta la mitad de reino, te lo voy a dar!”
¿Te puedes imaginar? ¡Tremenda oferta para una chica adolescente!
Su mente se volvió un torbellino. ¿Qué hago? ¿Qué pido? ¡No se me ocurre nada!, mejor le pregunto a mi madre.
Ella se volvió a Herodías, su madre y le susurró al oído: “mamá ¿Qué debo pedir?” La señora respondió enseguida, como si hubiera estado esperando el momento clave para saciar un apetito que la dominaba por completo y por muchos días: “Pide la cabeza de Juan el bautista en una bandeja de plata”.
El rey Herodes no podía retractarse de su palabra, de modo que, momentos después, un sirviente vino con la cabeza del profeta, tal como fue requerido, en una bandeja de plata, y puesta en las manos de una aterrorizada jovencita.
Aquella fiesta tomó un giro repulsivo, indignante y cruel ¿Por qué una madre sería capaz de exponer a su hija a un trauma de tal magnitud?, De hecho, no podemos atribuir responsabilidad a la niña, pero necesariamente tenemos que considerar qué clase de madre es esta y qué marcas su influencia deben haber dejado en su hija.
Creo que esta madre era una mujer amargada. Tenía mucha ira, mucho odio en su corazón, porque Juan el Bautista la había expuesto públicamente. El había denunciado que ella vivía en una descarada inmoralidad, pocas veces vista en su contexto.
La verdad es que ese odio de la madre alejó para siempre la más grande oportunidad que pudo haber tenido su hija en toda su vida.
En lugar de obtener una vida de reina, todo lo que esta jovencita obtuvo fue una horrorosa y despiadada muestra de odio, sostener en sus manos una bandeja con la cabeza de hombre decapitado.
¿Cuántas madres estarán haciendo hoy algo parecido? ¿Cuántas madres estarán viviendo en ese camino en donde todo gira alrededor de sí mismas, y las primeras víctimas de esa filosofía de vida son sus propios hijos?
La influencia es una cualidad neutral, la forma en que la usemos es lo que la hace buena o mala. ¿Cómo al hacernos conscientes de este poder con que contamos, podemos canalizarlo para objetivos dignos? CONTINUARÁ.
Ilustración: Herodías, lienzo de Ivan
kramskoy, 1886.
ENFOQUES
Cosas de Nosotras
lunes, 19 de noviembre de 2012
HOY LLORAMOS COMO JESÚS LLORÓ EN BETANIA
“Jesús lloró”, (San Juan 11:35), es una de las
citas más cortas del Nuevo Testamento. Estas dos palabras hacen ver que
el Señor Jesús tenía sentimientos emocionales como toda persona humana; tenía
un corazón que se conmovía ante situaciones penosas. La ocasión en que el
Nazareno estuvo compungido y derramó lágrimas, fue ante la tumba de Lázaro,
hermano de Marta y María de Betania. Todo indica que los miembros de esta
familia tenían estrecha relación con el predicador de Nazaret de Galilea que
ambulaba por toda la tierra de Palestina.
La manifestación de sentimiento emocional de Jesús,
nos hace creer que Él puede estar compungido continuamente por las penas que
causan dolor, sufrimientos, miseria, explotación humana, injusticia, o muerte
súbita, que a veces puede ser violenta.
En el caso de Lázaro, el hermano de Marta y María,
éstas estuvieron apenadas, pero con esperanza. Por eso Marta le dijo a Jesús: “Señor,
si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. (San Juan 11:21).
Esto es contrario a lo que acontece con muchas familias que están amargadas y
desconsoladas por la condición en que viven, porque no tienen fe, ni esperanza
de recibir ayuda competente, ni mejoramiento predecible.
Las hermanas Marta y María de Betania, así como otros
miembros de la comunidad, tenían confianza en que la presencia e intervención
de Jesús hubiera de servir para que Lázaro no muriera; contrario a esta
certeza, el deseo de gente en estos días, en innumerables lugares y
situaciones, es de tener disponibilidad de salubridad preventiva, asistencias
médicas y servicios hospitalarios; mas, no alcanzan obtener éstas atenciones.
El evangelista nos dice en San Juan 11:7, que Jesús
respondió al llamado de las dos amigas acerca del estado de Lázaro. El Maestro
fue a acompañar a las dolientes y llora ante la tumba del fallecido hermano.
Incontables familias llaman hoy, pidiendo auxilio, pero no reciben respuesta a
sus súplicas y deseos.
Muchos se peguntan ahora, ¿a quién se puede
pedir que los acompañe en el sufrimiento, el dolor, y/o la muerte?
Cuantiosas personas son las que “levantan los ojos a lo alto” y miran a
su alrededor preguntándose: “¿De dónde vendrá mi socorro?” (Salmo
121:1). Son innumerables los que claman como el perturbado poeta de los Salmos,
diciendo: “Clamo desde lo profundo” (Salmo 130:1) del valle de la
desolación, de las entrañas de los barrios marginados, de las comunidades que
están en continuo estado de desesperanza, de hogares quebrantados, de hermanos
en conflicto, de matrimonios en desbandada y que habitan en chozas de cartón,
yagua, tejamanil y barro.
Multitudes anhelan respuestas positivas e inmediatas
de atención de servicios para tranquilizar sus corazones y calmar sus
atribuladas mentes. Numerosas personas desean tener esperanza de respuestas
para curar sus heridas, aliviar sus dolores y cambiar la pésima vida en que
están.
Jesús lloró y muchos lloran por la falta de fe,
esperanza y por la ausencia de oportunidades para alcanzar el bienestar
social. Los que imploran por la mejoría de su condición de vida, están llamados
a reforzar su fe y ampliar su confianza; pues, “la esperanza mantiene firme
y segura nuestra alma, igual que el ancla mantiene firme al barco.”
(Hebreos 6:19).
Telésforo Isaac
Obispo Emérito Iglesia Episcopal/Anglicana
Santo Domingo, R.D.
ENFOQUES
Firmas Invitadas
miércoles, 14 de noviembre de 2012
ESFUERZO Y VOLUNTAD
En una entrevista reciente, el Dr.
Enrique Rojas, destacado escritor y psiquiatra, planteaba el esfuerzo como una cultura. El
esfuerzo tiene como ingrediente principal la educación de la voluntad. Educar la
voluntad requiere “aplazar las recompensas”, tener la conciencia de no
pretender gratificación inmediata, sacrificar lo cercano por lo lejano, saber
esperar y saber continuar.
El hombre de hoy recibe tantos
estímulos a saciar sus deseos inmediatos,
momentáneos y sin continuidad, que pocos se trazan el camino de la
madurez, en el que se quiere y se persevera con determinación en pro de algo
relevante.
“Todo lo grande es hijo del
esfuerzo y la renuncia, quien tenga la voluntad educada es más libre y puede
llevar su vida a donde quiera, no eres más libre cuando haces lo que te
apetece, sino cuando eliges aquello que te hace mejor persona” argumenta el Dr.
Rojas. “Para tener voluntad hay que empezar a negarse y/o vencerse a sí mismo”.
Esto es realmente difícil en los comienzos, pero es el único camino legítimo
para aspirar a lo mejor y tener visión de futuro.
Ambos términos planteados aquí,
voluntad y esfuerzo, tienen espacio en el camino de la fe cristiana. En todo el
contenido de la Biblia, hallamos a Dios animando y empoderando hombres y mujeres a quienes encomendó una
tarea trascendente. Está el caso de Josué, a quien le reiteró “Estaré contigo,
pero esfuérzate y se muy valiente.”
Por eso, me preocupa el triunfalismo
de quienes en la vida espiritual creen que contar con el favor de Dios es como
chistar los dedos y pedir un deseo al mitológico genio de la botella. Dios
bendice mi fe, y mi deseo de cumplir “Su” buena, agradable y perfecta voluntad
en mi vida, pero a la vez insiste en que el esfuerzo y el valor deben impulsar
cada paso que doy, cada día hacia la gran meta.
jueves, 8 de noviembre de 2012
JOAN MANUEL SERRAT
Hoy encontré a Joan Manuel Serrat
charlando apaciblemente en el lobby de un hotel y me he atrevido a interrumpirle
para estrechar su mano y contarle cuánto aprecio su arte. Me respondió afable
y sonriente con un doble “gracias, gracias”.
¡Y yo doy gracias por las cámaras de los celulares!
La música de Serrat invadía cada
rincón de nuestro hogar en mis días de infancia. Especialmente los fines de
semana, una y otra vez la aguja lectora
de sonidos surcaba las líneas del disco de larga duración a 33 revoluciones por
minuto, regalándonos un concierto de
poesía magistralmente musicalizada. Tendría
yo 7 u 8 añitos.
Me aprendí las letras, canción tras
canción, especialmente de aquel álbum “Mediterráneo”. Una canción me hacía
llorar como si fuera yo la nena que se fue y sus padres se preguntan “Qué va a
ser de ti, lejos de casa”. Aun hoy,
cuando de pronto siento que mis batallas son infructuosas, canto una de estrofa
de “vencidos” , rogando a Don Quijote que me haga sitio en su montura, que ya no
puedo batallar”. Y la nostalgia de “Lucia”, “No hay nada más bello que lo que
nunca he tenido, nada más amado que lo que perdí”. Y la patética conclusión de Pueblo Blanco “…pero
los muertos están en cautiverio, y no nos dejan salir del cementerio”.
“♫♪Gloria a
Dios en las alturas,
recogieron las basuras
de mi calle siempre a oscuras…♪♫”
(¿Se
habrá inspirado en mi país para escribir esta canción?)
Pero, para cerrar esta nota, ya que “Juré amor eterno y no quisiera quedar en
entredicho”. “No hago otra cosa que pensar en ti”.
Gthompson
7 nov 2012
ENFOQUES
georgina thompson
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