No disponer de tiempo para meditar
y reflexionar, es como no tener tiempo
para ver hacia dónde vamos, porque estamos muy ocupando yendo allá… la vorágine
de nuestros días nos impide hacer pausas, que aunque útiles, en el momento nos
parecen innecesarias, o incluso un ingrediente que nos hace perder ventaja en
la feroz carrera por llegar lejos, o escalar más arriba. Yo de veras creo y predico que todo lo que esperamos
conseguir en la vida requiere esfuerzo y sacrificio, pero la idea no es que
sucumbamos en el intento o colapsemos súbitamente y todo quede entonces traumado,
suspendido en el acto.
Sin que llegue la sed, hay que detenerse a ingerir agua; antes que haya extrema fatiga, hay que detenerse a descansar. Pero solo lo anhelamos y no hacemos el
espacio; "talvez mañana, hoy debo estirar un poco más la resistencia y quedar en
pie, para dar más y obtener más a cambio". Pero mañana hay nuevas demandas,
nuevos desafíos y por haber dormido poco durante la noche, amanecemos ya retrasados,
y el ciclo se reinicia, solo que hoy tengo menos fuerzas e ímpetu que ayer.
Pero observo que no todo mundo
actúa y vive así… que hay gente en la playa,
y gente en el cine, y gente paseando y gente tirada en el sofá disfrutando
de sí mismos. Y concluyo: es una
elección. Todos tenemos las mismas 24
horas y los mismos 7días de la semana y los mismos 30 días del mes…
definitivamente la reflexión implica detenerse y hacer nuevas decisiones, si se
quiere hallar y aplicar un equilibrio.
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