LECTURA: JEREMÍAS 1: 4-10
“Antes que te formase
en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta
a las naciones.” V. 5
Un
reportaje publicado en Internet captó mi atención al reseñar los casos de
personas destacadas o famosas en distintas facetas del quehacer humano ( el
arte, las ciencias, los negocios, etc), quienes tienen en común que, de alguna manera,
estuvieron en el corredor de la muerte, antes de nacer: Por diversas
circunstancias, sus madres consideraron abortar o se les recomendó que lo
hicieran.
Hoy
día la controversia ética, médica y espiritual respecto al aborto sigue siendo
intensa. Médicos conscientes reconocen que desde el momento mismo de la
concepción puede afirmarse que la vida humana comienza. En el llamamiento que Dios hace al profeta
Jeremías, hallamos una hermosa declaración de Dios que sustenta nuestra
responsabilidad y deber de defender el
valor de la vida: no somos producto del azar.
El Dios eterno y todopoderoso
creador, que está en dominio de todas las cosas, sean grandes o pequeñas, es
quien forma al ser humano en el vientre de la mujer. Tanto Jeremías como otros personajes de la Biblia
se describen como destinados para una causa desde antes de nacer.
Es
alentador entender que Dios tiene un propósito con cada bebé que viene a este
mundo y aunque se llegue o no a ser exitoso social o materialmente, cada ser
humano tiene la oportunidad vivir una vida plena de significado, sentido y
propósito. Aunque la misión que nos toque pueda ser difícil, Dios nos equipa y
acompaña; podemos obtener de él la sabiduría y dirección para conocer nuestro
llamado y llevarlo a cabo.
Dios tiene un plan para mi vida.
Georgina Thompson, República Dominicana.
Tomado de alimento Para el Alma 10 de Julio 2018
Recibido de Ruth Nina de Bethancourt:
ResponderEliminarExcelente!
"La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante." Kierkegaard
Aquellos que abogan a favor del aborto pretenden ser más sabios que Dios: supuestamente quieren evitar sufrimientos a las madres y a los seres humanos que éstas llevan dentro, ignorando los planes que Dios tiene en mente.
Hay miles de testimonios (disponibles en las redes sociales en todos los idiomas) de la angustia que arrastran las mujeres abortistas por haber creído esas mentiras.
¡Vean ahora que yo soy único!
No hay otro Dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi poder. Deuteronomio 32:39