"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


domingo, 16 de enero de 2022

CUANDO TENIA 21, ¡FUE UN AÑO MUY BUENO!

 

Foto en la Esquina de la Calle El Conde con Isabel la Católica, tomada en Marzo 2018

Una tarde de sábado reciente, caminaba con mi esposo por la Zona Colonial de Santo Domingo, uno de los puntos de referencia de República Dominicana, por ser la primera ciudad de América.

Paseando por  la Plaza España y las calles emblemáticas  de Las Damas y Conde, inundadas de gente, viendo las estatuas de piedra, metal y también las humanas ( La “Madre Tierra”, el Soldado Verde, la Sirenita, el Pirata, Charles Chaplin y el perseverante Michael Jackson, entre otros). Viendo los músicos ambulantes que esperan acerques una propina a su cesta, además de tus aplausos. Viendo abiertas las galerías de arte, donde puedes recrear tu mente descifrando significados de los trazos del pintor. Viendo las simpáticas meseras que asumo me sonríen detrás de sus mascarillas desechables, invitándonos a sentar y  degustar algo de su menú. Viendo esplendorosas parejas en sesiones de fotos en las escalinatas coloniales.  Entre el ruido y los vaivenes, escuchando  al predicador con altoparlante predicar el evangelio impregnado de amor, (Dios aun tiene mensajeros responsables, que no escatiman esfuerzos para anunciar las buenas nuevas, a tiempo y fuera de tiempo).

Viendo todo lo que vi, sencillamente pensé con poca emoción, que la Zona Colonial ha resurgido después de dos años de cuarentenas, encierros y toques de queda. Casi termina mi paseo sin mayor  motivo de reflexión, pero… mi punto de quiebre fue, ver a la jovencita cumpleañera que posaba para una cámara con sus números inflables que formaban 21. Entonces me reconecté con mis pasos de juventud por la zona colonial.


Puedo decir, como la vieja canción: Cuanto tenía 21, ¡fue un año muy bueno! Me gradué de la universidad, inicié mi servicio con Radio Trans Mundial, me mudé a Santo Domingo, y residía a pocos minutos de esta zona de encanto. Mientras tenía 21, estudié inglés en un instituto en la Calle el Conde, que a la sazón era el área comercial más pintoresca y  destacable de la capital, ya que  aún no proliferaban las grandes plazas comerciales con que hoy contamos.

Si, mis veintiuno los viví caminando a diario en la Zona Colonial, respirando el olor del café en la esquina que reunía a los poetas al atardecer, y alimentando ese espíritu de “window shopping” (mirar y no comprar) al detenerme a observar las esplendidas vitrinas de las otrora exclusivas tiendas de moda.

Si, mis veintiuno fue un año muy bueno. Fue bueno recordarlo y apreciar cuánto he cosechado de esas horas en la más añeja calle de la ciudad.  


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