El amor es el tema más
abundante en la Biblia y desde algunos enfoques también puede ser el más
popular. Aun así, suele ser más fácil hablar del amor que practicarlo apropiadamente, con fundamento
bíblico y si caer en distorsiones de su verdadero significado. El autor de Hebreos, en el capítulo 13. 1-6 nos
ayuda a clarificar la forma en que podemos expresar el amor en distintas
esferas.
Los creyentes en Cristo
constituyen su iglesia, y se les exhorta constantemente a mostrar amor
fraternal (Filadelfia). Somos una familia en la que hermanos y hermanas en la
fe podemos realizar acciones que
demuestren en hecho y verdad el afecto que nos une en un cuerpo, del
cual Cristo es la cabeza.
El amor ha de mostrarse
también a los desconocidos y extranjeros (Xenofilia). Las acciones
hospitalarias son un ejemplo magnífico de aprecio y estima por aquellos a quienes Dios nos permite servir
en situaciones puntuales, aunque no sean
parte de nuestro círculo íntimo. Reconózcalo o no, todo el mundo necesita ser
amado y siempre hay oportunidades de marcar la diferencia en la vida de los
demás.
Nuestra forma de amar también debe alcanzar a quienes están
padeciendo prisión y persecución por causa de su fe, sabiendo que se trata de
siervos de Dios que necesitan nuestras oraciones y apoyo.
El amor en el
matrimonio tiene un énfasis especial en la Biblia, y debe ser honrado en el
contexto del diseño de Dios.
Y si hay algo que se
nos exhorta a no amar, es al dinero, ya que la avaricia puede bloquear
nuestra generosidad. Dios tiene el poder
de saciarnos emocional, espiritual y materialmente.
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