Este es el contenido de un libreto de nuestro programa COSAS DE NOSOTRAS, que me sentido guiada a publicar. El programa saldra al aire el proximo Jueves 29 de Octubre en el Bloque Trans Mundial.
Desde el momento tomamos la decisión de abrir nuestros ojos y levantarnos de la cama en la mañana, hasta que tomamos la decisión de acostarnos y cerrar nuestros ojos en la noche, nuestros días están llenos de una serie de decisiones. Escogemos la ropa que vestimos, lo que comemos, lo que vemos, a donde vamos, que creemos y como nos comportamos.
Nuestra propia vida, nuestra reputación, nuestras relaciones, carreras, nuestra salud, nuestro futuro, y nuestros valores son moldeados por las decisiones que tomamos.
Un proverbio popular dice que la ocasión hace al ladrón, queriendo decir que muchas veces nos vemos ante la tentación de elegir mal, ante decisiones como:
Ø Mentir o decir la verdad
Ø Ser cruel o bondadoso
Ø Robar o ser honesto
Ø Odiar o amar
Ø Vengarse o Perdonar
Ø Hacer las cosas que todos hacen o hacer lo que es correcto
Ø Ignorar a Dios o reconocerlo como Dios.
Todo eso determina el tipo de persona que somos. Sin lugar a dudas, la decisión más importante que podemos tomar en la vida es la que tiene que ver con nuestra actitud ante Dios y nuestra relación con él.
El anhelo del corazón de Dios, si podemos decirlo de esa manera, es ser amado, ser conocido, glorificado y buscado por sus criaturas. Al estudiar la historia de los comienzos, en el libro de Génesis, notamos que aunque Dios tenia una comunión de amor y armonía consigo mismo, el también deseaba tener comunión y amistad con el ser humano.
Pero no pasó mucho tiempo para que Adán y Eva tomaran una decisión que rompió su relación con Dios y les costo la felicidad presente y futura, destruyendo la familia y la sociedad, destruyendo cada generación que vino después de ellos. La decisión de desobedecer a Dios.
Seguro has oído la historia: Eva estaba caminando en el huerto que era su hogar, un día, cuando fue abordada por un animal creado, identificado aquí como la serpiente, astuta como ningún otro. Sin embargo está claro que la serpiente fue un instrumento de Satanás para acercarse y tentar a la primera mujer, que estando completamente desprevenida, se vio expuesta cara a cara con la tentación.
Desde entonces los seres humanos, y muy especialmente nosotras, mí amiga, nos vemos frecuentemente ante la misma situación:
¿Qué tentación estas enfrentando? Cuando estas cómoda, desprevenida, segura, tranquila, ten cuidado. La serpiente antigua, que se llama diablo, sigue siendo astuta y sutil, muy hábil para acercarse. Sabe con exactitud cuando eres más susceptible a sus tácticas. La misma estrategia que usó con Eva la repite con nosotras: En aquel momento le pregunto a Eva: ¿Con que Dios os ha dicho?, cuestionando la palabra de Dios. Hoy hace lo mismo: pone en nuestra cabeza “¿Estas segura de que escuchaste bien lo que Dios dijo? ¿No podría Dios haberse equivocado? ¿No será que estas tomando muy literalmente lo que Dios dice?
Recuerdo que, compartiendo sobre la fe con joven intelectual el trató hacerme sentir ignorante y tonta por tomar al pie de la letra la Palabra de Dios. ¿No te ha pasado a ti? Recuerdo que me pasó lo mismo con un profesor de la secundaria. La realidad es que nuestra fe es puesta a prueba muchas veces en un mundo incrédulo y secular que en nombre de la ciencia a veces quiere destruir nuestra fe y hacernos dudar de la Palabra de Dios.
Satanás quiere lograr eso. Con Eva logró mucho más: no solo la hizo dudar de la Palabra de Dios, sino que la tentó a estar insatisfecha con la voluntad de Dios. El dirigiò la atención de Eva hacia la unica cosa que Dios le habia prohibido. Este es un gran peligro para cualquier mujer de Dios el dia de hoy. ¿Por qué? Imagina las situaciones en que aplica esto y las consecuencias que puede tener:
Estar inconforme con la voluntad de Dios.
Enfocar nuestra atención en la única cosa que no puedes tener. Porque Dios te da todo excepto una cosa, que llamaremos “Fruto prohibido”. No se que será ese fruto prohibido para ti:
-Tal vez un hombre, que es esposo de otra mujer, o no es un fiel creyente de Jesucristo.
-Tal vez el puesto de trabajo de otra persona
-Tal vez alguna debilidad en tu carácter
-Tal vez algún habito cuestionable.
No se, y no quiero molestarte siendo muy grafica en esto, pero ¿Sabes que es lo que pasa cuando enfocamos la atención en lo que no debemos? Que cedemos a la tentación.
Un ejemplo sencillo: Cuando alguien esta en sobrepeso, y decide ponerse a dieta, de pronto aquello que no debe comer se le hace mas apetecible, y arde en deseos de consumirlo.
Eso es lo que logró Satanás con Eva y pretende lograr contigo y conmigo, que estemos inconformes e insatisfechas con la voluntad de Dios para nuestras vidas, de modo que pongamos la atención en aquello que él no nos autoriza a hacer. Eva cayó en la trampa, cedió a la tentación, se dejó convencer del enemigo.
Estoy segura de que, si Eva hubiera podido devolver la historia, y reconsiderar sus decisiones, a lo mejor hubiera huido de la presencia de la serpiente, y hubiera regresado a consultar a Dios, para verificar y comprobar cuál era su voluntad. Nos gustaría tanto reescribir la historia y hallar Eva de regreso ante Dios preguntando: ¿Señor, qué fue lo que nos dijiste? He estado escuchando a alguien que piensa que no es cierto lo que nos dijiste? ¿Vendrías conmigo y hablarías con la serpiente? Pero tristemente no fue así. Y es lo que nos sucede hoy día. Después de una mala decisión, solo quedan las tristes consecuencias, que no hay manera de evitar. Lo mejor es considerar bien lo que hacemos, si tenemos dudas, no actuar de inmediato y asegurarnos de qué espera Dios de nosotras.
Amiga, si hay alguien hablando a tu oído, con ideas y planes que no están de acuerdo a la palabra de Dios, sabe que estas ante un gran peligro, y que ya la experiencia de Eva es una lección de advertencia, que nos sirve a ti a mi para evitar que se repita otra vez el doloroso drama de arruinar nuestra vida y nuestro futuro. No seas tolerante con la tentación, no le des espacio en tu vida. Corta por lo sano, sacrifica el placer momentáneo que te ofrece, porque el precio es caro, muy caro. Que el Señor nos guarde de las tentaciones y seamos capaces de huir de ellas y volver a Dios y afianzarnos en su palabra, sabiendo que El realmente es quien desea lo mejor para ti.
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