RECICLAJE

A veces quisiera fotografiarlos

Pero luego pienso que no tengo derecho

A publicar su miseria.

Ni a exhibir su calamidad.

Mientras avanzo despacio, varada en  la línea de vehículos que espera el cambio de luz, veo a este hombre hurgar entre zafacones, deshaciendo cada empaque de lo que otros hemos desechado  y en donde está cifrando su esperanza de sustento. 

Abre las fundas, despliega su contenido, toma algo en la mano, lo examina, lo acoge como útil y se lo mete en un bolsillo.

Sigue hurgando, revolviendo, tomando cosas y tirando un poco más lejos lo que no le atrae. 

Estoy como hipnotizada viendo sus gestos y su rostro casi inexpresivo.

Cuando me tocan bocina desde atrás, reacciono y veo que  los vehículos que tengo en frente se han movido. Debo continuar mi trayecto. Hasta un próximo punto en que otra alma desvalida se robe mi atención y sacuda mi ser interior.