Mensaje de Marli Spieker, fundadora de Proyecto Ana.
En Abril, los tornados pasaron muy cerca de donde vivo. Fuertes vientos, granizo y lluvias torrenciales destruyeron barrios enteros, arrancando grandes árboles, camiones, botes, ¡todo lo que te imagines! Tres niños pequeños murieron al instante cuando su casa se derrumbó sobre ellos, y días después, las personas aún seguían desaparecidas. ¡Me di cuenta de que últimamente las catástrofes y guerras parecen ser las noticias de cada día! Todo esto no recuerda lo frágiles que son nuestras vidas.
En Junio, oramos fervientemente por las víctimas de estos desastres y por las familias que han perdido todo, así como aquellos en el gobierno y organizaciones de auxilio que se ocupan de las consecuencias de tan trágicos eventos. Al orar y exponernos a nosotras mismas a la terrible realidad que enfrentan mujeres y niños que son víctimas de las guerras y catástrofes, tal vez nos sintamos conmocionadas en lo más profundo, especialmente si la víctima es alguien a quien conocemos. La muerte y la destrucción nos hacen temblar en gran manera, y aquellos de nosotros que caminamos con Dios y confiamos en Su poder para llevarnos a través de tan horribles realidades, somos guiados hacia sus fuertes y amorosos brazos por nuestra fe.
La Biblia nos advierte que las guerras, terremotos y la violencia del mar son parte de los tiempos del fin. Cristo les dijo a Sus discípulos que alzaran sus ojos cuando sucedieran estas cosas, porque su venida estaría cerca, pero nosotras oramos por paz y fortaleza espiritual en medio de estas circunstancias. Oramos para que las mujeres conozcan a Aquel que puede aquietar al embravecido mar. Oramos que en medio de la guerra y la violencia ellas puedan encontrar la paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento, y experimenten Su presencia y poder salvador. Él “es mayor que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Yo creo y he experimentado que la promesa de Romanos 8:38-39 es real. Realmente, nada puede separarnos del amor de Dios…. ¡NADA!
Yo te animo a permanecer en esta promesa al orar juntas por las mujeres afectadas por la guerra y las catástrofes. Que ellas puedan encontrar paz y esperanza en medio de la confusión, guerras, muertes y tragedias.
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