"Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y enterrado,escribe cosas dignas de leerse, o mejor aún, haz cosas dignas de escribirse... - Benjamin Franklin


miércoles, 30 de mayo de 2012

UN ESTRECHON DE MANOS



Con su voz grave me preguntó “¿Cómo está?” Mientras estrechó mi mano por un brevísimo momento. Pero no esperó a que respondiera, su séquito se ocupó de que me hiciera sutilmente a un lado para que él continuara su recorrido. Me había topado cara a cara con el presidente de la República.   
El tropiezo no fue casual, de hecho, yo lo procuré. ¿La ocasión? Una recepción a bordo del Barco Logos II, anclado en el puerto de Santo Domingo. Como fui parte del equipo coordinador de la visita del Barco, estuve invitada a la recepción de honor a la que también estaba invitado el presidente. Si recuerdo bien, corría el año 1996.  Lo que sorprendió a muchos es que él se presentara. Es evidente que los libros son una gran estrategia para atraer al personaje de marras. 
 La cabina principal del barco se constituía en la librería flotante màs grande del mundo. Enseguida concluyó la ceremonia inaugural, se invitó a seguir al primer mandatario en el recorrido por la  librería, que tenía una distribución ovalada, con tremerías en el centro que creaban una especie pasillo en forma de herradura. Ni corta ni perezosa, fui casi la única que no siguió detrás del presidente sino que tome la vía de su retorno y así, inesperadamente para él, ni siquiera su avanzada previó que tropezaría conmigo y no le quedaría más que responder a mi mano extendida. Cuando volví a casa, bromeé por varios días que me lavaría la mano en una semana.
 No obtuve fotos ni videos de la ocasión y de hecho, el momento se borró de mi memoria hasta hace unos minutos en que una amiga publicó en FB su radiante sonrisa captada al lado del mismo personaje. Los años pasan.

¿POBREZA?



La estampa  es cotidiana y frecuente entre las comunidades de calles polvorientas y al parecer olvidadas de la gracia de Dios: Debajo de un árbol 4 personas sentadas alrededor de una mesa, están enfrascadas en un juego de cartas o de dominó. Muchas horas de cada día  se gastan en esa actividad y me pregunto ¿De qué viven?

 Alrededor otros observan ávidos y comentando las jugadas y las oportunidades de cada contendor. Una personita en particular capta mi atención, una pequeñita descalza y  prácticamente desnuda, (solo lleva ropa interior) pero bueno, digamos que está  vestida, pero de un lodo amarillento con el que también su rostro está maquillado. Sus cabellitos despeinados parecen rubios, pero creo que es el color del polvo.  Se chupa el dedo, le pregunto por su mami; saca el dedo de la boca y la señala: está sentada jugando.  Oh sorpresa la mía al ver al lado de la mesa, tiradas al descuido en el suelo, casi una docena de botellas verdes .  Aquella velada cotidiana va acompañada con litros y litros de “frías”, todas las que se antojen y hasta que se acabe la jornada.

Y luego es esa la madre que se levanta y exige con una llamada telefónica que le envíen la remesa tan rápido como se pueda, para la leche, la comida y la ropa de la linda niña.
Y luego esa es la niña, entre tantas y tantos otros,  para la que mi amiga de la fundación  recauda fondos y suda cocinando, para servirle un plato de almuerzo digno y revertir la severa desnutrición que la condena a enfermarse, que la condena a reducir su coeficiente intelectual y a ser otra potencial candidata al parasitismo que perpetua la miseria de nuestros pueblos. Es una pena, que en este círculo vicioso hay algunos que la pasan muy bien a costa del sacrificio de otros, y al precio irresponsable de tronchar el bienestar de aquellos por quienes deberían velar. Es una pena.

DE DISCURSOS REPETIDOS Y LECCIONES QUE NUNCA APRENDEMOS



Hemos oído una y otra vez que las crisis siempre llegan y que es medio de las dificultades y las adversidades donde nuestro carácter se prueba y se perfecciona. Hemos oído que la queja es la prostitución del carácter y sin embargo, ésta parece ser la reacción inmediata a cada cosa que se levanta delante de nosotros como un obstáculo. Hasta las pequeñeces cotidianas y temporales parecen ser motivo para que estallemos con brotes de ira, acusaciones, maledicencias, rebeldías y malcriadezas.  

Hemos oído que la vida no se trata de una carrera de velocidad, sino de resistencia, y sin embargo, tenemos una prisa intolerante que no acepta razones, aunque las haya, que no reconoce contratiempos, que no asume la virtud de la paciencia, sino que alborota, vocifera, se violenta y ataca sin miramientos.

Nunca aprendemos a buscar y negociar soluciones, a pedir con decencia información, a procurar cordialmente que nuestro derecho sea validado. Lo peor es que nunca aprendemos a esperar que el tiempo componga aquello que solo el tiempo puede componer, y nuestra impaciencia solo causa un daño mayor. 

Hemos oído, que de la adversidad se aprende, y sin embargo, ¿Quién dice que queremos aprender alguna cosa? Pues si es como oí decir que “Hasta que pasas la prueba, la prueba no pasa” más nos vale aprender y pronto.

lunes, 7 de mayo de 2012

LA RESPONSABILIDAD DE SER MADRE II


Qué hermoso tener como visión de madre el verso Bíblico que dice. "Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada" (Proverbios 31:28) Una madre dichosa, alabada por sus hijos.  Pero la realidad se nos pinta tan distinta. 

Tal vez coincidas conmigo en pensar que el amor de madre raya frecuentemente en lo irracional, y que el amor mal administrado hacia los hijos en un momento dado va forjando personas completamente distintas a lo que hubiéramos deseado. Es inmensamente doloroso que el fruto de tus entrañas, que debería ser tu alegría y tu satisfacción, sea como una espina dolorosamente atravesada en tu alma. 
 
Una frase cuyo autor desconozco dice  “El arte de ser madre y actuar con responsabilidad requiere madurez”. Por su parte el Doctor Josè Dunker plantea que los hijos al nacer requieren sobreprotección pero que a medida que crecen hay que irlos soltando poco a poco.  Saber educarlos  para luego soltarlos  es una de las realidades más difíciles de una madre.  Porque sofocarlos sobreprotegiéndolos es dañino, pero lo opuesto, darles rienda suelta sin ninguna clase de control es irresponsable. 

Una madre típicamente lleva una carga abrumadora sobre sus hombros. Ser madre implica una buena dosis de paciencia, de tolerancia, de entusiasmo, de voluntad, de fe, de saber sortear eficientemente situaciones difíciles e inesperadas. Al parecer le estamos pidiendo martirio, ¿y a qué precio?  Unas veces recibe migajas de amor y de agradecimiento. Pero otras veces el martirio es al precio de ingratitud, rebeldía, irrespeto y abuso por parte de hijos que fueron criados consentidos, y hoy son monstruos egoístas y abusadores.
Por eso es necesario una dosis adecuada de amor, amor que construye y no deforma, amor que  instruye y disciplina. Cuando se disciplina a un hijo, la meta es mostrarle cómo lograr una conducta  que le permita a su vez madurar como persona.  Corregir las conductas inapropiadas a tiempo, reforzando y animando toda buena conducta, modelando y ejemplificando el perdón, definiendo reglas y sus consecuencias.

Nunca será sencillo formar seres humanos, con la semilla de la naturaleza caída que nos acompaña. Por eso la vida espiritual es clave para formar hijos felices, con valores y solidaridad, con personalidad y autoestima sana,  y capaces de reciprocar el amor recibido de su madre y el resto de su familia.
¿Qué te falta por hacer para que un día tus hijos se levanten y te llamen dichosa, feliz, bienaventurada?

martes, 1 de mayo de 2012

LA RESPONSABILIDAD DE SER MADRE


Tres noticias de mi contexto local. La primera, el drama de una madre cuyo hijo de 4 años desapareció, y por semanas toda una sociedad se mantuvo en vilo ante la aparición de un niño de igual perfil, cuyo cuerpecito emergió de las aguas de un rio en avanzado estado de descomposición. Por días vimos ante los medios los altibajos de una mujer lidiando con su dolor y sus evidentes secretos.  Al parecer su historia es un rompecabezas con muchas pequeñas piezas que hay que ubicar para ver el cuadro completo.


Luego, una segunda información,  de una niña de 14 años que se confabula con dos amiguitas, y juntas agreden hasta matar despiadadamente a  su madre. ¿La razón?  Los medios coinciden en decir que dicha madre insistía en aconsejar a su hija adolescente, respecto a las relaciones impropias que sostenía a su corta edad. 

La tercera noticia. La policía tras la pista para localizar y arrestar a una mujer que alegadamente vendió a su bebé de 8 meses de nacido por la suma de 2500 dólares.  El bebé fue rescatado de manos de la compradora y llevado a un albergue estatal hasta nuevo aviso. 

No me gusta ser melodramática, ni  describir con crudeza realidades tan duras, pero algo hay que decir, algo hay que hacer.
Una de las responsabilidades más importantes, hermosas y exigentes es la de ser madre. No es fácil para una madre realizarse como mujer, sintiendo muchas veces las presiones de colocar en segundo plano su rol de madre. Es un reto mantener el equilibrio entre los hijos, la pareja, los exigentes quehaceres del hogar, las responsabilidades del trabajo y la necesidad de cuidar de sí misma.
Hoy día muchas cosas atentan contra la intención de ser una madre adecuada. No es ningún secreto que hay un alarmante número de hogares rotos,  hogares remendados  y hogares vueltos a romper… las personas tienen carencia de afecto sano, constante y duradero.  Una mujer de hoy puede verse concibiendo hijos fruto de más de una relación, sin garantía de permanencia, y sin responsabilidad alguna. El asunto es que en el mejor y en el peor de los casos, la mujer siempre llevará el peso, no solo del embarazo físico, sino de la crianza y bienestar de esos hijos.

El reto  está en asumir la responsabilidad de ser madre con conciencia, con la intención de que, independiente de tus propias luchas y dificultades, los hijos no tengan que sufrir las consecuencias de lo que en su momento nos tocó sufrir a nosotras. Si fuiste maltratada, no tienes que traspasar ese maltrato a tus hijos, más bien procurar sanarte para que no te sientas tentada a hacer a los inocentes pagar por lo que otros hicieron. 

En un reportaje de TV que reseñaba la vida de Teresa de Calcuta, hay una escena en la que ella hablaba ante una multitud sobre el tema de la pobreza. Una persona de la multitud le preguntó como podía ayudar, y ella respondió: “Ama a tus hijos. Sencillamente ama a tus hijos, todo tiene que comenzar allí.”

Y yo pienso que la responsabilidad de ser madre comienza con esa acción: Ama a tus hijos. ¿Con que energía, en que tiempo? ¿Qué significa amarlos?  Amarlos significa verlos como un regalo de Dios, y que están hechos con la necesidad de tu amor más que ninguna otra cosa en el mundo. Un amor que los guie a ser  personas responsables e integras. Un amor que los encamine  a ser ellos mismos, teniéndote como modelo, ejemplo y espejo, pero permitiéndoles desarrollar su propia personalidad e independencia.  --continuará